Ya se ha pasado el tiempo en que Paco y yo íbamos a casa de padres y comíamos coliflor cocida y croquetas. Pasábamos el domingo con ellos pues libraba la cuidadora. Mi hermana decía que si no llevábamos de comer es que "íbamos de visita". Mi hermana siempre un peldaño más que los demás. Dice Paco que mi hermana es narcisista, perniciosa narcisista y no deja en paz a los demás por eso. Hemos ido a ver a padre esta tarde y se ha quedado charlando con la vecina. Se estaba desahogando del pasotismo con que nos está tratando mi hermana, que no llama siquiera para decir que se va o viene del pueblo, casi nunca va a ver a mi padre, nunca visitó a Paco en el hospital y a nosotros no nos ha visitado nunca en mi casa. Mi hermana, desde luego, no es una persona normal y mi cuñado tampoco. Otro gallo nos cantaría si fueran normales pero deben tener algún desequilibrio difícil de entender juzgando su comportamiento.
Escuché la maldición de mis huesos
al recordar qué dolores se metían en ellos.
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