Los jóvenes de ahora se saben todas las marcas de ropa, de móviles, de relojes, de todo lo que tapa y aliña el cuerpo. Es un conocimiento muy práctico: así saben quién tiene dinero y quién no según vaya vestido. Luego, van diciendo por ahí que Ramón y Cajal son dos tipos que inventaron algo, no sé sabe muy bien qué. Así nos luce el pelo en España. Los jóvenes españoles son ignorantes de casi todo lo referente a ciencias y letras. Para ellos el Quijote está en una nebulosa que no alcanzan a concretar en un libro. Alguno se cree, incluso, que Sancho y Quijote existieron, como creían antes los pastores o los aldeanos. Sus conocimientos provienen del móvil, de todo lo que hay metido en el móvil. Pero es un conocimiento ad hoc, hecho para ellos, con todos los sesgos culturales que tiene el conocimiento en internet. Es una pena que pueda en los jóvenes la información de los móviles más que la académica. Pero es así, un atraso en todos los órdenes de la educación. Hay que quererlos como son, no como quisiéramos que fueran. Pero es una pena.
No es una poesía gota a gota pensada
sino dolor metido en un verso profundo.
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