Vengo de ver a mi padre. Está tranquilo. Da gusto verle así de sosegado. Le he preguntado si le ha llamado o visto su hija. Dice que no. La ilusión de lo normal desaparece cuando se piensa en ciertas personas, personas que no merecen ni un solo pensamiento pues ellas van así, sin preocuparse por nadie. Hemos visto en la tele las ratas de New York y me ha contado mi padre una anécdota al respecto sobre ratas patrias. No es bueno dormir donde hay ratas, se te suben al cuello y a la cabeza. No es bueno estar pendiente de esta o de este si no quieren que se sepa nada de ellos, son los reyes del ocultamiento y de la mentira. Yo trabajé para mi cuñado tiempo ha en la casa de su pueblo. Le dije a mi hermana que hice un gran esfuerzo y ella dijo: eso no vale nada. No valen nada ellos, son más malos que un dolor de muelas.
Fuera que tú fueras estúpida para no darte cuenta
de que la vida sigue sin ti, rata de cloaca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario