La incertidumbre, el miedo y la pereza de enfrentar nuestra vida nos dejan tirados en la cuneta de la desesperación. Pero si olvidamos los fantoches que tenemos delante de nosotros, podemos avanzar en la senda de la felicidad y el liderazgo. La vida es muy corta, así que hay que aprovecharla pensando en nosotros mismos, en cómo mejorar y ser resistentes a esos que no paran de meter cizaña. Dice una canción de Rosendo: me das compaña pero no paras de meter cizaña. Contra la cizaña, el espíritu fuerte y valiente de negar cien veces a esos que no contribuyen a la felicidad, sino que, con su comportamiento, fastidian todo el ansia de tranquilidad y buena venturanza que tienen las personas buenas.
Tú eres quien surge de las tinieblas
pero yo no quiero caer en ellas.
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