He ido a la lavandería. Me cobran 30 euros por limpiar una manta que todavía no he llevado. Ya verás cuando la lleve. El día está insulso, así que no salgo de casa aunque estoy un pelín desmotivado para, precisamente, pasar horas en casa. Veré si leo un poco la novela de los ancianos, veré si limpiar un poco por aquí y por allá. Veré si escribo otro blog como este para matar el tiempo. Matar el tiempo es una ocupación que tensa mucho los nervios. No sabes si salir de casa a ver gente pasar o llevar la manta a la lavandería o escribir otro blog sin apenas decir nada bueno. La vida se enrosca como un tornillo al alma y le va diciendo, mientras perfora el alma: esto es lo que hay numerosas veces. A ver si aguanto en casa del modo que sea porque yo ya las calles me las sé de memoria.
Las aceras sufren de gente que anda, que sufre.
No seamos sufridores de las aceras. La dignidad de vivir bien alta.
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