Hoy me cuesta más escribir que ayer. Ayer me lie y no sabía parar. No sabía parar porque me venía bien estar ocupado en algo. Hoy no tengo la concentración de ayer, así que, a lo mejor, me pongo a oír la radio un rato. Me da miedo cierta situación en que unos desconocidos atentan contra la libertad de otros, pero eso se me pasará, es cuestión de tiempo. Me voy a tumbar en la cama y ahí me las den todas. Hace fresco en la casa y son casi la una. Me tomaré un café y buscaré la desidia como compañera. No hay que hacer esfuerzos por el hecho de hacerlos sino cuando hacen falta. Así que no haré ya nada más en toda la mañana y me daré a la pereza.
La transparencia de sí misma dice
que no conozco seres amables en la habitación.
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