Lo malo de acostumbrarse a días de sol más días de sol (llevamos más de dos meses con el astro rey reinando) es que no nos acostumbramos a días nublados y los vivimos esos días de nubes con cierto mal humor. Hoy ha sido así: el cielo cubierto de un manto nuboso que a mí ya me ha afectado al levantarme, como si me costaran más las cosas del día a día. Hubiera preferido levantarme lloviendo, así tendría la excusa de quedarme en casa metido, pero solo las nubes dando un color gris al cielo da no sé qué de opresión, de fuerzas que impiden estar contento. Se oye mucho a las urracas chillar, quizás porque ellas también notan el cambio. Total: que ya no valemos para soportar el tiempo nublado, que nos ponemos tristes si el amigo Sol no triunfa en el cielo. Pero yo digo que debe llover mucho más de lo que hace pero de forma uniforme, no con esas rachas de 100 litros por metro cuadrado que son un infierno. El caso es que las nubes negras han podido hoy con la estrella solar.
Vegetación raída por todos los lados
para recordarnos que no todo es abundancia en la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario