viernes, 29 de septiembre de 2023

El español, quizás por su carácter latino y juerguista en general, miente mucho, y lo hace para disfrazar un comportamiento que en pocos días está a la vista de todos. O sea que sus subterfugios para disimular la realidad no valen para nada porque el rufián es rufián por muchas falsedades que se invente y por mucho que quiera vender la moto de su estatus de persona responsable, respetado y ejemplar. Quien a hierro mata a hierro muere, y cuando se van llegando a edades en que los cuentos ya no sirven para adormecer al prójimo, se crea una personalidad neurótica que es madre de la mentira y la mentira ya es parte de un individuo enredado en una urdimbre de dudas, desconfianzas y mezquindades que orbitan a su alrededor como la luna lo hace sobre la tierra. Detrás de la mentira vienen todos los defectos: la avaricia, la soberbia, la socarronería, la apatía, el aburrimiento, la chulería, y un largo etcétera. Cabezas huecas y hastiadas pueblan la tierra, con hartazgo de pan, ocio y ociosidad.

jueves, 28 de septiembre de 2023

 He ido a la lavandería. Me cobran 30 euros por limpiar una manta que todavía no he llevado. Ya verás cuando la lleve. El día está insulso, así que no salgo de casa aunque estoy un pelín desmotivado para, precisamente, pasar horas en casa. Veré si leo un poco la novela de los ancianos, veré si limpiar un poco por aquí y por allá. Veré si escribo otro blog como este para matar el tiempo. Matar el tiempo es una ocupación que tensa mucho los nervios. No sabes si salir de casa a ver gente pasar o llevar la manta a la lavandería o escribir otro blog sin apenas decir nada bueno. La vida se enrosca como un tornillo al alma y le va diciendo, mientras perfora el alma: esto es lo que hay numerosas veces. A ver si aguanto en casa del modo que sea porque yo ya las calles me las sé de memoria.

Las aceras sufren de gente que anda, que sufre.

No seamos sufridores de las aceras. La dignidad de vivir bien alta.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

 Paco y yo vamos a Madrid. Desde Moncloa nos subimos andando hasta la glorieta de Quevedo. Luego seguimos caminando por una calle hasta un barrio de cuyo nombre no me acuerdo. Bajamos a Alberto Aguilera y de allí, al bus. Es una buena caminata. Nos sentamos en una terraza en medio del camino y charlamos. La gente no llega a fin de mes, comenta Paco mientras bebe un Aquarius. Yo digo que la gente hace de todo y ese hacer vale mucho dinero. La gente mira la tele y todas las ofertas le gustan, no se priva de ninguna, dice Paco. Hablamos de esto porque las terrazas están vacías y, precisamente, es fin de mes. No es lo mismo vivir de un sueldo que de autónomo. De autónomo se supone que se gana más. Paco dice que, cuando trabajó bien el taxi, ganaba un montón que daba a nuestros padres. Los autónomos pagan muchos impuestos pero ganan también mucho, concluimos. La zona donde estamos es bastante pija, va gente muy bien ataviada. Seguimos andando y llegamos al intercambiador.

Agachamos la cabeza y nos mandan.

Miramos alrededor y no vemos más que nuestras réplicas agachadas.

 Ha habido movida política pero a mí no  me interesa. A cambio, voy a hablar de "La tragicomedia de Calixto y Melibea" o también llamada "La Celestina": ¿por qué mueren todos ellos? Los enamorados mueren, los criados mueren. Celestina muere. Todos los que forman el ajo del argumento mueren. Porque lo quiso Fernando de Rojas así. Se averiguó que Rojas era un converso. Tuvo que decir no a su religión, a sus costumbres, quizás a sus amistades, qué sé yo a qué tuvo que renunciar. Por eso mata a sus personajes, para vengarse de una sociedad que no reparaba en sus males, los males de Rojas. En la obra se nos presenta a los personajes como hipócritas, ambiciosos, locos, de artes brujeriles, de consumo carnal descarado, de un egoísmo sin tasa. Y por eso mueren. ¿Los castiga Dios? No parece. Más bien los castigan sus bajas pasiones. Me da que Rojas sufrió mucho la burla, el desprecio de la gente. Y Rojas también despreciaba a la gente. Los personajes de "La Celestina" son gente de su época y mueren todos.

La brisa llena de frescor la habitación y la inunda.

Dulces horas pasadas, dulces frutos alcanzados.

Con este blog se aprende algo de literatura: los personajes, el argumento, qué quiere decirnos el escritor con eso que escribió, etc. De gramática no se aprende directamente pero yo creo que no cometo faltas de ortografía en ningún momento, así que, si el que lee el blog está atento, puede aprender ortografía y el entramado de las frases en párrafos, con lo que ya aprende mucho. Mis blogs son cortos pues hago caso a Cervantes, que dijo que los razonamientos no deben ser largos. Uso frases largas y cortas combinadas. Cualquier blog de estos que escribo son una muestra de estilo conversacional y una píldora de conocimiento. Si hablo de mí mismo, lo siento, pero ya dije que este blog es un blog personal. Cuando hablo de cosas ajenas a mi vida, pretendo razonarlas y ponerlas en orden, para que se entiendan mejor. Esto es lo que tengo que decir de mi blog. AMDG.

Pintas de azul el azul. ¿Para qué?

Para hacerlo más humano.

 He limpiado los cajones de los cubiertos en la cocina. No me ha costado mucho. Luego he fregado el suelo del comedor y de la cocina y del baño. Ya sé que la cocina y el baño deben ser fregados con asiduidad, porque ahí reside la limpieza de la casa. Yo friego el suelo de la cocina y del baño dos veces a la semana. No sé si con eso basta pero es lo que hago. La vida se empaña con sensaciones malas que tiene uno y pretende rehuirlas como puede. La vida es un montón de inconvenientes que le acosan a uno pero se los va haciendo frente. La vida, en fin, es una historia, la historia de cada uno de la que no podemos renunciar. Solo hay una historia: este hombre nació en tal sitio, a tal hora y tuvo por padres a fulano y a mengana. Siempre es así. Algunos niños son adoptados y otros nacidos de vientres de alquiler, pero la historia es casi igual.

Mira el avión que luce de noche con unas luces rojas.

Ese avión no me llevará a mí nunca.

martes, 26 de septiembre de 2023

El pueblo manicomio. Si te despistas, y se te ocurre fumar un cigarrillo en un banco de este pueblo te arriesgas a que la hipocondriaca se te acerque. Entonces te echará todo su momio, que si su hijo sufre problemas mentales- y quién no los sufre en estos tiempos, mujer- que tiene la cara roja y se trata con láser, que le duele el trapecio, que sufre en el trabajo- tengo que llevar la compra a casa- que se pasa alguna noche en vela- por Dios, que tormento- bueno adiós-. Está el pasado de porros, te le encuentras en el súper, que ha dao una ostia a un tío y te enseña la mano hinchada- vale, vale-. El profesional de la sinhueso que te maltrata en cada palabra, que no para y adiós que he dejado la lavadora puesta. El obseso, cleptómano, de coeficiente intelectual superior a Einstein, abogado ilustre y de reconocido prestigio, el que recuerda cómo chupaba de la teta de su madre a los tres meses, el que se masturba a diario dos o tres veces e historias sin cuento traídas a maltraer, y válgame la redundancia. Don abuelo trapisonda que te cuenta batallitas sin fin y una sarta de gilipolleces. Es lo que hay, te dices, pero vaya lo que hay. La coleccionista de inmuebles que sufre porque anda floja de pasta y se monta aventuras de verano para sufragar gastos. Los de gimnasio musculados que te miran con gesto neonazi. Mujeres amargadas con cara de culo. La vecina que te cuenta sus dramas y te toca los cojones, sobre todo después de beberse unas cuantas cervecitas. La que te pide cincuenta céntimos, la vecina de abajo que juega a los espías, en fin, que no son todos los que están, ni están todos los que son. Por eso, y por más cosas que aquí no caben opté por salir poco a la calle. Y ya de últimas me apunté a un monasterio de portero y me han llamado. Y aquí estoy, abriendo y cerrando puerta, y oyendo, viendo y callando. Por fin soy feliz.

El ocio es fundamental para un enfermo mental. Y también encontrar compañía adecuada. Para eso yo he encontrado el "Tú decides". Con el ocio se fomenta la concordia, la convivencia y la inspiración para crear. El "Tú decides" sirve para olvidar a familiares que no me entienden o que me han hecho daño en su día; esta asociación ayuda a olvidar gente que no me quiere bien o solo me querrá algún día por mi dinero. Nadie pregunta en esta asociación cuánto dinero tengo. Mi hermano ingresa en el psiquiátrico y mi hermana no va a verlo: esta es la reacción de un familiar. En esta asociación me preguntaron por Paco, me preguntan por mi salud y me hacen reír: ¿qué más quiero? Mis familiares, menos mi padre, son serios y aburridos, no dan más que ganas de llorar.

Ahí está ese que dice ser bueno contigo.

No hace nada pero lo dice.

Cuando a una persona se la presiona para que haga una cosa sin su voluntad, se le llama coacción y es un delito. Cuántos incapacitados han sido obligados a firmar para que un familiar de mierda les haya robado impunemente, haya abusado de su carácter familiar para apropiarse de lo que no era suyo. Eso de la tutela tiene mucho que entender y no todo el mundo puede ser tutor de un incapacitado. Solo puede ser tutor aquel que quiera el bien del tutelado, el que le quiera un poco y sea digno de llevar las cuentas de una persona que ya no se vale por sí misma. Cuántas historias de cuñados, sobrinos, tíos y demás parentela que han aprovechado al máximo su condición de tutores para llevarse el dinero del tutelado. Hay muchos hijos de puta sueltos, me consta.

La avaricia del hombre llega muy lejos,

hasta que la generosidad del bueno se rompe.

 

 Yo quisiera sobrevolar mis problemas de índole mental y surcar el presente sin angustias ni agobios. El estar pendiente de seres que han demostrado su ingratitud de nada me vale, así que procuraré olvidarlos. No me puedo dar un plazo para olvidarlos pero sí hacer cosas en mi presente que sean interesantes y agradables. Para ello, me rodearé de mis verdaderos amigos y olvidaré las personas impuestas pero que no han hecho gran cosa por mí. Al revés, han entorpecido mi vida, la han llenado de problemas que me han dejado un odio hacia ellos. La vida es corta para estar preocupado por unos ganapanes inútiles, unas injerencias humanas de mierda, unos metepatas con lo ajeno y unos imbéciles declarados. Ya digo: espero olvidarlos y lo haré pasándolo bien escribiendo aquí y con gente que de verdad me quiere.

Conseguí que mi alma luciera con alguna luz

y devolví mis sombras a aquellos que querían mi mal.

Pensar en el pasado para proyectarlo en un futuro no es buena cosa si el pasado que recuerdas es malo. Y también malo si las personas que intervinieron en ese pasado son malas o raras o locas. Pero todo se pasa si en el presente que uno vive pasan cosas interesantes entre gente interesante y buena. Los del pasado están ahí, para recordar ese pasado estúpido y loco en el que intervinieron para tu mal. Es preferible ponerse de perfil ante esas personas que intervinieron en tu pasado y no hacerlas ni caso. Pero es difícil olvidar la maldad. La maldad y el egoísmo son el mismo Satán y está por aquí y por allá haciendo daños todavía. Satán no se cansa. Satán es el egoísmo puro que se demuestra amando lo suyo y convirtiendo en objetos a los demás, objetos a los que dañar impunemente.

Un metro quizás separaba su cabeza de la mía

y me ponía nervioso, muy nervioso, al evitar su mirada loca. 

Sé que hay gente que lo está pasando peor que yo. Solo ver a ese chico desmadrado y triste que he visto por la Gran Vía o gente que tiene mala cara de sufrir. Pero también sé que hay gente que está mucho mejor que yo. Lo que yo tengo que hacer es estar a la altura de mi circunstancia. Porque, como dijo un filósofo, yo soy yo y mi circunstancia y si no salvo mi circunstancia, no me salvo yo. Hay gente egoísta que nunca salvará su circunstancia, pues, para convivir, hay que pensar en los demás aunque sea un poco. Hay también personas que no van al psiquiatra, con lo locos que están y tampoco salvan su circunstancia porque tratan a los demás como objetos sujetos a su inspección. La vida es dura, la circunstancia es dura y hay que someterse a ella, pero habrá muchos que no la salvarán por la manera de ser que tienen.

Esculpida en mármol reposa la estatua con mil repliegues de artista.

y no cambia, la estatua no cambia pese a su belleza.

lunes, 25 de septiembre de 2023

 Controlar. Hay gente que piensa que su misión es controlar. Caerán del burro y se darán una gran ostia contra el suelo. También hay gente que no se quiere más que a sí misma. También se darán un gran golpe, no tardando. He leído la novela de los ancianitos que se titula "Cien cuyes". Está muy bien. Es premio Alfaguara. Pronto la acabaré. He hecho una lista de tareas que debo llevar a cabo, entre ellas, limpiar un poco. Nos viene una semana de mucho sol, el veranillo de San Miguel. La vida quizás esté en otra parte, por eso yo la invoco, para que se venga adonde yo estoy. Otium Sanctum, esa es la idea que abrazo, ese es el motivo que persigo. Leeré libros que dejé en la balda hace tiempo.

El pajarillo pasó la noche en la cocina. No sabe cómo

entró allí. Pero el ventanuco fue suficiente hueco para su libertad.

Cuando estás en casa voluntariamente, pensando que vas a pasar la mañana o la tarde en ella, surgen tareas que incluso puedes ir apuntando en un papel y luego, ir tachando cuando las cumples. Por ejemplo: yo iba a seguir una historia creada, así que la he leído hasta saber por dónde iba y cómo podría ser continuada. Así, pensaré esta tarde el modo de proseguir el trazado literario de la misma. Otra tarea puede ser limpiar. Otra más, mirar internet, Facebook y esas cosas, para estar comunicado con otras gentes. Otra más puede ser bailar al son de la música de la radio por puro gusto. Otra, quizás más baladí o rara, es intentar hacer el pino en el comedor sin caer y romperte un hueso. Quizás la más rara sería hacer un conjuro para oír la voz de los muertos. Otra podría ser hacer un guiso por la tarde para que esté preparado para el otro día. Pero eso ya implica ir a comprar un pollo a la calle.

El pronóstico fue claro: eras tonto y mentiroso.

Pero todos hicimos como si nada.

Hay personas que no dan ni un dato de sus vidas pero pretenden saber todos los datos posibles de las demás. Estas personas son odiosas, son gente malévola y triste que darán con sus huesos contra el suelo algún día. Por otro lado, creo que hago bien en espaciar los paseos, así me quedaré en casa, donde hay libros y quizás lea de alguno. Ya he leído de la Biblia, de Jeremías, que fue un profeta. A Jeremías nadie le creyó. Jeremías dijo que hablaba a la orden de Dios y como nadie creyó a Jeremías, Dios los castigó. La vida es como una cuerda. Tiramos de la cuerda y se va agotando hasta que se agota del todo. Entonces, quizás vayamos al Cielo o no, eso es cuestión de creencias. La vida se estira y se estira como una goma o se encoge como un higo puesto al sol. La vida no tiene remedio.

Lanzaron la vida muy lejos y cuando quisieron recuperarla

ya eran viejos.

Me estoy leyendo una novela en la que una anciana pide a su cuidadora que le ayude a morir. Si la cuidadora le ayuda a morir, se queda sin trabajo, así que le recomienda a la anciana resignación cristiana con los dolores y las angustias de la vejez. Por otro lado, ayer me di un paseo enorme y hoy no lo voy a hacer. Estaré todo el rato en mi casa, atendiendo al otium sanctum: leer, escribir, fumar (lo menos posible), mirar el ordenador (una forma de comunicarme con los demás). Primero de todo, leeré un poco la Biblia, la abriré por la mitad y leeré a ver qué viene en ese libro de los libros. Luego leeré la novela de la cuidadora y la anciana a ver cómo sigue. Luego iré a comprar cigarrillos al estanco y volveré a casa, ese sitio acogedor que acoge (valga la redundancia) todas mis virtudes y mis miserias.

La luz conoce muchos sitios por donde colarse

y uno de ellos es mi ventana.

Hablan de la "bifobia" en internet. La gente se inventa palabras para liar la madeja y hacerse las víctimas de todo. El victimismo desacredita. Hay gente que está cobrando un pastón por salir y decir esas estupideces, eso es lo que nos debe doler. La gente de la izquierda feminista ya no sabe qué inventar para que no se les caiga los palos del sombrajo. Por otra parte, me ha dicho el horóscopo que Plutón está un poco fuera de juego este día y que tendré una serie de problemas en el ámbito familiar. La rutina me aplasta y no digo ya basta. Yo hablo claro. Exijamos que nos hablen claro. Los políticos son los primeros en no hablar claro. A las mentiras de antes se suman los "cambios de opinión". La gente debe de estar, creo, algo harta de estas falacias. Pero pasará lo que convenga al poder, ese sentimiento que sobrevuela a todos los políticos.

No me digas lo contrario de ayer

pues hoy sigo sin creérmelo.

domingo, 24 de septiembre de 2023

Vine el viernes de excursión. Me lo pasé muy bien. El primer día estaba yo irritado por pensar cosas en que no debía pensar. Los siguientes días fueron muy bonitos de vivir. Charlas, chistes, visitas a ciudades, compañerismo, sinceridad de sentimientos, todos éramos unos. Al tomar una coca cola en medio del viaje, me sentí mejor y ya hablaba yo en buen tono y me olvidé de pensamientos burdos. La vida me sonreía al ir pasando los kilómetros y meternos entre matorrales, pinares y montes. La carretera me sanaba. La llegada a destino me puso bien. Una comida y una siesta. Un personaje importante, barbudo y risueño, nos guiaba, nos llevaba a lo alto de la ciudad, nos hacía andar por calles llenas de misterio, por catedrales, por tiendas de tabaco y fruta. Era, indiscutiblemente, un guía, un líder y un amigo. Llegó el día de las migas y llegó el día de la paella. Llegó todo a mí, como las charlas con Teresa, como los debates nocturnos sobre la enfermedad mental. Olvidé a los intrusos de mi mente. Tuvimos que irnos y dio mucha pena. El matrimonio nos vio marchar y nosotros, con pena, dijimos adiós al matrimonio.

Pizarras, arena negra y matorrales verdes:

la vida en unas palabras del amigo, el que está a tu lado.

lunes, 18 de septiembre de 2023

El sábado compré dos libros. Uno de ellos me impresionó. Pero solo me impresionó el primer capítulo. Había allí un estilo poderoso, con mucha imaginación narrativa. Pero luego, dejó de impresionarme ya que la prosa siguió en cauces normales, no tan insólitos. El segundo libro es bueno también. Cuenta la historia de un escritor que no escribe, que se pasa el día jugando con el móvil. También aparece en este libro una mujer cantante o actriz. Pero me ha vuelto la pereza por leer y coger esos dos libros en mis manos para mirar con los ojos lo que cuentan me cuesta un montón. A ver mañana que me voy a Guadalajara de excursión de cuatro días me lo paso bien y me olvido de esta ciudad del asfalto y de los coches.

Arriba te dejaron como una teoría de ti mismo

para que explicaras convenientemente quién eras tú.

viernes, 15 de septiembre de 2023

Hoy no sé de qué escribir así que dejaré libre mi subconsciente y veré qué sale. Las aceras amplias no son de este mundo, sino de uno más al norte. Parece que los animales ven lo malos que somos y por eso, están todo el rato huyendo de nosotros. A misa va el que quiere, a oír la palabra del Señor. Lo que haga fuera de la iglesia solo lo sabe Dios. Hay canciones porque estamos en fiestas o estamos en fiestas porque hay canciones. La familia es una ligazón que, cuando se rompe, aparece la pena de pertenecer a esa familia. Durmiendo se sueñan cosas que nos extrañan cuando nos levantamos pero, una vez despiertos, muchos fenómenos también nos sorprenden gratamente o amargamente. Los coches son objetos bonitos y muy prácticos. Yo me quiero convertir en conductor para usarlos.

Así es el viejo oficio del poeta:

plasmar sentimientos con cientos de palabras.

jueves, 14 de septiembre de 2023

Dice la AEMET que teme chubascos torrenciales por una cantidad incierta de pueblos españoles. Como lo de la dana. Pero como no sabe a ciencia cierta dónde va a a caer el agua de forma infernal, pues se queda todo en un aviso. Creo que en Aldea del Fresno murieron dos personas. Dios las tenga en su seno. Estos días son raros de vivir. Yo estoy entretenido con cosas como Facebook y este blog y cosas de internet y no me centro en libros, en escribir historias ni en motivarme un poco con la literatura. No sé cuándo será que vaya a la biblioteca y coja un libro y lo lea. Ayer me eché una siesta hasta las 5 de la tarde. Es una barbaridad. Hoy voy a ver si me acerco a la biblioteca y leo algún libro bueno, que me convenza. A eso de las 3, debo estar ya en la biblioteca FU leyendo los periódicos: los titulares de El País, la tercera de ABC, etc.

Debe haber una filosofía de andar:

primero, los pueblos pequeños y luego, las ciudades grandes.

Me estoy leyendo "Viaje a la Alcarria" de Cela. De cuando había carros tirados por mulas y niños redichos como Armando Mondéjar López. Cela va a la aventura. Es muy bonito el primer capítulo, con el viajero en su habitación imaginando el viaje. El primer pueblo al que llega es Tarazona. Todos le preguntan al viajero si va a Zaragoza por una promesa. Luego, monta en el carro de un carretero "que es optimista y estoico" que le llevará a Torija. El viajero quiere hacer noche en Torija. Y ya no he leído más. Ya no se puede hacer un viaje como el de Cela. Ya no son las cosas para ir andando sino en coche. Es muy posible que, si hiciéramos hoy el viaje que hizo Cela, nos pillara un coche y nos dejara hechos una braga sin goma. En fin. Habrá que conformarse con leer "Viaje a la Alcarria" y ver lo que había en esa época en aquellos tiempos.

Se caminan los montes de las Acacias

para caer en gracia de Dios, si eso fuera posible.

Lo malo de acostumbrarse a días de sol más días de sol (llevamos más de dos meses con el astro rey reinando) es que no nos acostumbramos a días nublados y los vivimos esos días de nubes con cierto mal humor. Hoy ha sido así: el cielo cubierto de un manto nuboso que a mí ya me ha afectado al levantarme, como si me costaran más las cosas del día a día. Hubiera preferido levantarme lloviendo, así tendría la excusa de quedarme en casa metido, pero solo las nubes dando un color gris al cielo da no sé qué de opresión, de fuerzas que impiden estar contento. Se oye mucho a las urracas chillar, quizás porque ellas también notan el cambio. Total: que ya no valemos para soportar el tiempo nublado, que nos ponemos tristes si el amigo Sol no triunfa en el cielo. Pero yo digo que debe llover mucho más de lo que hace pero de forma uniforme, no con esas rachas de 100 litros por metro cuadrado que son un infierno. El caso es que las nubes negras han podido hoy con la estrella solar.

Vegetación raída por todos los lados

para recordarnos que no todo es abundancia en la tierra.

miércoles, 13 de septiembre de 2023

 Me he echado una siesta hasta las 5. Luego, he ido a ver a mi padre que estaba con lo de Chuck Norris. Hemos hablado un poco. Después de pasear con Paco que me ha contado lo mal que lo ha pasado con una diarrea vírica, me vengo a merendar y a ducharme. El viajero se refresca en la fuente de San Juan. Está desnudo de pecho y se restriega bien las axilas. Decide subir una loma después de vestirse y desde allí puede ver los pueblos que se extienden por la llanura o se encaraman a algún cerro. La arena de los caminos es de ceniza pues esta zona es volcánica. Cuando llega al pueblo, hay unos niños jugando. Les pregunta cómo se llama a los del pueblo. Los niños le dicen que a los del pueblo los llaman los zacarías y a los del pueblo de al lado, los llaman tiñosos. Y estamos en guerra, dicen los niños.

Antes de volver a la posada,

piensa si has obrado bien este día.

El rastafari de Toledo toca a los pies de la muralla de la catedral. Si no hubiera sido por él, yo hubiera naufragado en mi obsesión antigua y demente. Es un hombre barbudo y viejo que toca siempre, aliado con una guitarra, los temas míticos de Bob Marley. A mí me dedicó esa que empieza: One Lord... El rastafari de Toledo habla con todo el mundo. Quizás no debería estar este hombre sentado a los pies de la muralla porque es viejo ya y está, quizás, cansado. La muralla le acoge como si fuera otra piedra, una piedra redonda de río, ese hombre hace el bien, no tengo duda, al que le escucha. "I shot the sheriff, canta. Luego, caminar y caminar. La M30 maldita nos atrapó en la noche; yo cantaba: One Lord...

Un instigador de guerrillas mató a un francés

para que el reloj de pared sucumbiera a las 12.

 Hoy me he levantado sin que lo que tengo alrededor me turbe ni me espante ni me altere. He estado mirando en Facebook. He oído en la radio una historia de drogadictos que han superado su adicción y ahora son intervencionistas familiares que tratan las adicciones de otros. Luego, he oído música. No me da por leer, hace mucho que no leo nada. Bueno. He leído el comienzo de varias novelas en la biblioteca pero eso es para clasificar la novela que podría estar bien para leer entera. Dentro de media hora voy a comer con Paco y con mi padre y luego, quizá, me acerque a la biblioteca a entretenerme. En un jardín romántico me gustaría perderme y, cuando saliera de él, ser otro, ser una persona que disfrute de la vida intensamente. Ay, el jardín romántico, dónde estará.

Me dio melancolía ver a los turcos servir café

pero yo iba con mi café particular bien cargado.

martes, 12 de septiembre de 2023

Vengo del "Tú decides". No ha habido debate. Éramos muchos pero el coloquio languidecía. Paco se ha ido pronto. Una compañera nos ha contado las andanzas del negro Buba por la península y su país, Mali. He venido en bus. Paco no estaba en casa. He merendado. El tiempo no se asienta del todo y la pereza hace mella en mí y no escribo las historias que debo escribir. Estamos en fiestas, mañana es el pregón y el chupinazo. Habrá encierros y corridas de toros. Por las mañanas corre viento fresco y nos agita el alma de mala manera. Por las tardes se levantan nublados que descargan de noche. El tiempo está loco y se ceba en los organismos que contraen diarreas, mareos y demás penurias orgánicas del cuerpo. Hay que comer frívolo y cenar austero si queremos conseguir el equilibrio corporal y anímico.

Deja volar libre la imaginación y auséntate el alma inquieta;

volarás como pájaro breve a lejanas tierras. 

No hay más que estafas en la política y en el ámbito civil. La población pícara que habita nuestro país, empezando por Sánchez, busca la manera de engañar a la gente y sacar tajada. Y va el tonto de ZP y dice que no ha mentido, que ha cambiado de opinión. Un inoperante apoyando a un soberbio que se va a pasar la ley por el forro. Ya tenemos dictador en marcha. Habló una diputada húngara y dijo todos los desplantes a las instituciones que ha hecho este gobierno del Psoe en España. Pero dejemos la política. A ver si me sale un párrafo poético: Ya se fueron las golondrinas a África y África las acogió en su seno. Han pasado un verano junto a nosotros. Quién tuviera alas para acompañarlas en su viaje continental. Vivan las golondrinas negras y blancas vestiditas de su frac menudo y veraniego.

Como si nunca hubiera sido mía,

la poesía se marcha en otros versos, en otros paisajes, en otras mentes.

Hoy se trata de lavar los boquerones, salarlos, enharinarlos y freírlos en la sartén grande con abundante aceite. Haré una ensalada de repollo porque me sienta bien al estómago. De los poetas de posguerra y de la democracia incipiente, me quedo con Edmundo de Ory y también con Leopoldo Panero. Son dos poetas que vivieron al límite de la vida, la casa en ruinas acechándolos. Pero tienen muy buenas poesías, un poco solipsistas las del loco Panero y muy catastróficas las ideas que surgen en la poesía de Ory. Me voy a poner a buscar "Viaje a la Alcarria" de Don Camilo, a ver qué cuenta de esos pueblos a los que nadie quería ir. La vida pasa, el hambre también pasa gracias a Dios y la soledad se queda, como el perro a la puerta, sin ladrar ni gemir.

Juro que la belleza no proporciona dulces sueños

pero soñar con lo bello y bondadoso lo queremos todos.

He ido al Ahorramas. He comprado mucho pescado: boquerones, doradas, filetes de merluza, bacalao, emperador y salmón. Al llegar a casa, lo meto en el congelador y luego, los domingos, comemos de ello. Hoy me he levantado normal, sin ansiedad ni locura ni incesto ni obsesiones en este gris laberinto. La vida, si lo pensamos, es una pescadilla que se muerde la cola todos los días: levantarse, hacer lo mismo un día tras otro y al final, en la cama, pensamos cómo hacer para que no se repita un día como el anterior y no lo conseguimos: ya está el círculo vicioso de los días haciendo de las suyas. Es una pena que el mundo ruede y ruede sin saber dar marcha atrás, de cuando éramos felices cantando y bailando en el Caballo Blanco, discoteca del pueblo. No hay que tratar de buscar la felicidad, sino gestionar el fracaso.

Tiempo de soledad es este,

cuando la familia, el orden y el respeto se ve amenazado.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Vengo de ver a mi padre. Está tranquilo. Da gusto verle así de sosegado. Le he preguntado si le ha llamado o visto su hija. Dice que no. La ilusión de lo normal desaparece cuando se piensa en ciertas personas, personas que no merecen ni un solo pensamiento pues ellas van así, sin preocuparse por nadie. Hemos visto en la tele las ratas de New York y me ha contado mi padre una anécdota al respecto sobre ratas patrias. No es bueno dormir donde hay ratas, se te suben al cuello y a la cabeza. No es bueno estar pendiente de esta o de este si no quieren que se sepa nada de ellos, son los reyes del ocultamiento y de la mentira. Yo trabajé para mi cuñado tiempo ha en la casa de su pueblo. Le dije a mi hermana que hice un gran esfuerzo y ella dijo: eso no vale nada. No valen nada ellos, son más malos que un dolor de muelas.

Fuera que tú fueras estúpida para no darte cuenta

de que la vida sigue sin ti, rata de cloaca.

Estos días de septiembre, por la noche, llueve. Caen unas gotas gordas como garbanzos y destruyen la felicidad de las fiestas de la ciudad. Cual lluvia penosa, así cae mi pensamiento sobre las cosas que pasan. Hay que ver, qué cosas pasan. Tenemos ojos para ver y entendimiento para distinguir, si no, esto sería una sabana sin ninguna ley. Llueve por las noches y el cantante tiene que dejarlo correr e irse con la música a otra parte. La gente hace de las suyas y otros lo pagan. Unos gamberros rompen una marquesina de autobús y ya no hay dónde guarecerse. La gente mala susurra al oído de otras y estas creen en la boca que susurra y todo ya es malhumor y deseos de dañar al prójimo. Hay personas que no se dejan ver pero que están presentes como hienas pobres de la selva que quieren matar al león. No hay que dejar que esas hienas malditas horaden el pensamiento.

Acércate a mí muy despacio, como si la noche fuera a durar

pero no hagas como si no existiera, no hagas luz pobre que no alumbra.


Un silencio. Ahora se ha creado un silencio oscuro y triste. Es difícil no inmutarse ante ese silencio. La gente va de acá para allá y no se ve ni se trata. Se dicen verdades a medias, se miente y se ocultan acciones y hechos. Uno dice: no me apetece ver a fulano. La distancia es una forma de silencio. Todos estamos ubicados en una distancia y en el silencio de unos y de otros. Let´s get toghether and feel all right, pero no. A mí nadie me ha visitado, ese es el interés que tienen por mí esos que crean silencio y distancia. No me han visto cuando estaba en apuros, no hay más que un deseo de dar el pego: tomamos algo y charlamos. No sé de qué están hechas esas cabezas. La gente es mala, como dice una amiga. A la gente hay que evitarla pero un poco de diplomacia no vendría mal.

Obsesivo silencio que mueve oscuros intereses, 

olvidar es lo suyo, poder olvidar.


Me ha surgido un temor a causa de unas personas desafectas y tristes que rondan mi vida cual perros de la calle. Pero bueno, se lleva como se puede esta pasión oscura de modo que, si no pienso en ellas y no hablo de ellas, desaparecerán de mi pensamiento. Poco a poco estas gentes malhadadas no supondrán nada para mí, como ya está ocurriendo. Debo pensar más bien en la gente que me quiere y no en estas mal encaradas gentes que no han hecho nada por mí en los últimos años. Son gentes raras, de malas querencias, obsesivas con lo material, familiarmente nulas, no deberían significar nada para mí pues no han hecho nada por mí en mucho tiempo. Son gentes desagradables de trato, feas de alma y dudosas de moral. Debo olvidarlas, debo olvidarlas.

Están aunque borrados por una niebla oscura

ateridos del frío del metal infecto.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Esta mañana me he levantado tranquilamente. Me he afeitado después de desayunar. He ido a comprar un repollo y pan y colutorio. Luego de llegar a casa he escrito unos blogs. Ya he hecho una ensalada y voy a freír unos filetes. El domingo es un día que suele ser aburrido pero este domingo no parece que vaya a serlo. En Majadahonda hay el día de la bicicleta pero yo no tengo bicicleta. Me acuerdo de los árboles de Dublín, qué serios estaban en sus maceteros al lado de las aceras. El paso es sosegado, la gente va de fiesta por la calle. Los niños gritan de placer porque la escuela está lejos. La vida se rebulle hacia sí misma como un bonito sobre sorpresa. Los aviones destilan queroseno en el aire, contaminando todo el cielo.

Te acercas a mí y me dices que el sol quema

Y yo digo con mi silencio: pasemos a otro tema.


 La incertidumbre, el miedo y la pereza de enfrentar nuestra vida nos dejan tirados en la cuneta de la desesperación. Pero si olvidamos los fantoches que tenemos delante de nosotros, podemos avanzar en la senda de la felicidad y el liderazgo. La vida es muy corta, así que hay que aprovecharla pensando en nosotros mismos, en cómo mejorar y ser resistentes a esos que no paran de meter cizaña. Dice una canción de Rosendo: me das compaña pero no paras de meter cizaña. Contra la cizaña, el espíritu fuerte y valiente de negar cien veces a esos que no contribuyen a la felicidad, sino que, con su comportamiento, fastidian todo el ansia de tranquilidad y buena venturanza que tienen las personas buenas.

Tú eres quien surge de las tinieblas

pero yo no quiero caer en ellas.

La vida es demasiado corta para estar pensando en los demás. Si no hablas de una persona ni piensas en ella, es como si no existiera. La vida, además, da poco margen a la felicidad. Esta locuela se expresa mal en un existir lleno de polémicas, desastres, mentiras y falsedades que hay extendidos en el corazón de la gente podrida. Hay gente que prohíbe la felicidad a otros pero, ya ves, no pensando en ella, es como si no existiera. Lo dijo un filósofo austero de felicidad y con eso vale. La plaza de mi pueblo estará desierta de gente, solo habrá unos niñatos que hacen un ruido impropio del domingo. La herida que causan algunas personas se va, como se irán ellas, a la mierda, el día menos pensado. Y eso es lo que cuenta, que las personas de bien vivan bien, por los medios que sean, como el olvido y la indiferencia.

Va bien el mundo complejo

donde a los malos soportan los buenos. 

Traer y llevar llaman acarrear. He venido cargado de alimentos. Me he levantado hoy sin fantasmas que aventar. A no ser la presión que siento por causa de gente indocta e iletrada pero muy ambiciosa de lo ajeno. Es una presión leve. Ojalá se pierdan en el infinito todos aquellos espantapájaros oscuros que flotan como la mierda sobre el agua. Ojalá esos que no están nunca dejen de estar para siempre. La vida surge de aquí y de allá y se va esparciendo por la mañana contada por un reloj invisible que cuenta los latidos del corazón de cada uno y nos aboca al final de los tiempos. Todos nos acercaremos al pozo y caeremos a él porque la ley es así, la ley del pozo vacío. Y después de todo, quizás Dios nos perdone nuestros pecados como perdona a los que se arrepienten de ellos.

La dicha consistió en marcarte con la nostalgia,

el recuerdo aquel de lo puro tras la vida.

sábado, 9 de septiembre de 2023

Como dice un canal de YouTube dedicado a consejos estoicos de filósofos como Séneca y Marco Aurelio, vayamos al carajo: hay gente que quiere popularidad. Hay otra gente que miente más que habla y hay otra gente que se beneficia de las circunstancias. Ante estos tres tipos de personas, estos filósofos dicen que no los hagamos ni caso. Y eso voy a hacer porque la filosofía estoica lo que promueve es una honestidad y autenticidad en el carácter propio y trabajar para uno mismo, no para los demás. Hay ocasiones en que se debe ayudar pero no siempre conviene ayudar a aquellos que no lo necesitan sino que necesitan cambiar ellos de actitud. Ante una persona que sabe qué es lo que tiene que hacer pero no es consecuente con ello, ¿qué hacer? Nada, dedicarle un silencio mortal pues ella sabe lo que tiene que hacer. Y nada más ni nada menos. El estoico, a mejorar su vida y el que hace el tonto, que deje de hacerlo.

Igual que el aletazo de un murciélago herido

así suena en mis oídos la estupidez humana.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo se consigue la felicidad. Obviando la realidad quizás se consiga algo de felicidad. Dejando que las cosas ocurran es una manera de ser dichoso, no interponiéndose en lo que tenga que pasar. Si damos demasiadas vueltas a lo que pasó y a lo que tenga que acontecer, no conseguimos la dicha. Se me ha roto la máquina de afeitar. Lo que hacemos cada día marca nuestra posibilidad de ser felices. Si la vida es pura monotonía insulsa, la felicidad se aleja mucho de nosotros. Tenemos la obligación de ser felices, para eso nos colocó Dios en la Creación. Pero a veces es difícil. Entonces hay que pedir a Dios que nos dé un poco de felicidad. Solo un poco, para ir tirando. Solo que sepamos qué hacer cuando nos levantemos por la mañana. Solo sabiendo que hay algo que hacer en nuestra vida, ya hay algo de desahogo en nosotros.

Fuera breve vivir, fuera tranquilo,

como una garza bebiendo en el río. 

viernes, 8 de septiembre de 2023

Hace un rato que me he levantado, he desayunado, he ido al baño, he fumado. La indiferencia debe ser la norma que aplicar a gente que no hace más que daños. Una urraca se ha posado sobre la repisa de la ventana vecina. Es una urraca señorona, terca en su volar. Francisco Umbral tiene un libro que se llama "Mortal y rosa". Yo lo empecé a leer pero me cansé pronto porque es muy alegórico, abusa de la alegoría. Otro día también empecé a leer "Ulises" de James Joyce pero habla de los personajes de ese libro indirectamente, con muchos circunloquios narrativos y no se entera uno de nada al final. Lo dejé en la página 30, ya estaba bien. El tremendismo es una corriente narrativa de la posguerra española. También hubo tremendismo en cuadros del XVII barroco. Hacía mucho ruido en el barroco del XVII.

Cuando los mensajeros golpeen los postigos

ábrelos y te dirán quién está en tu casa.

Me he levantado. He mirado el reloj. He desayunado. No sé si salir a la calle. He fumado. Podría pasear por la calle donde está la gente o podría escribir o podría ordenar mis relatos pero no tengo ganas. Mis relatos son de gente penosa, a los que les cuesta enterarse del sentido de la vida. Mis relatos hablan de personas que persiguen un ideal que no consiguen. Mis relatos no están escritos para gente zafia. No encuentro por ahora "Viaje a la Alcarria" por mi biblioteca. Espero encontrarlo. Alfonso X el Sabio hizo una gran labor cultural y legislativa, pero eso poca gente lo sabe. No sabría ni ubicar a este rey en el mapa del tiempo ni geográficamente. Dejó mucho escrito este rey llamado sabio quizás porque era astrónomo, conocía las estrellas. Era, lo que se decía antiguamente, estrellero. He leído un poco de su "General Estoria" pero me he cansado pronto. Eneas llevaba a su padre en su espalda, así se le representa. La "Eneida" es una gran obra. He leído un poco de ella. He durado más que con Alfonso X, pero también me he cansado.

El agua cayó sobre los hombres, azul, eterno

para recordarles que el tiempo se va cierto.

Me he levantado, he tomado café con leche, he ido al baño, he fumado, he mirado el ordenador, he fumado. No encuentro sentido a la vida con facilidad. La vida a veces son horas que rellenar no se sabe cómo, pues esas horas son muy largas y vacías. Me podría ir a Las Rozas. Me podría ir hasta el Decathlon. O podría quedarme en casa leyendo algún libro entretenido. La Alcarria es un país donde nadie quiere ir, dijo Camilo José Cela hace mucho tiempo. A la Alcarria se accede por un pueblo llamado Torija. Luego está Atienza, Brihuega, etc. De la gentuza huye uno como del diablo. El tremendismo es dar un barniz de tristeza y horror a la realidad. El tremendismo es una corriente de posguerra. La gente mala es lo que tiene: que nadie la quiere o la quiere otra gente mala, como ellos. La gente mala se desentiende de todo. La gente mala es como la cizaña, que crece al lado de la mies.

Contemplar las palabras sobre el papel escritas 

lleva a la tristeza, la dulce tristeza de lo narrado.

jueves, 7 de septiembre de 2023

He estado con mi amigo Santi tomando una cerveza. Es un albañil que no encuentra trabajo. Hizo un presupuesto para un señor este verano y se echó atrás este señor. Se le hizo caro, como dice Santi. Hemos hablado de si él podría meterse en una cuadrilla que hacen reformas, pero Santi lo ve difícil. Todo es difícil en esta puta España nuestra. Todos estamos un poco presionados por la realidad reinante: migrantes delincuentes que derivan en ocupaciones, adolescentes que se suicidan, gente que está sin un duro en los bolsillos. Pero no hay crisis: este agosto han salido en tromba toda la gente. Ahora no tienen dinero, que se jodan. Ahora mendigas un café, tú que has ido a la playa y lo has pasado bien. Pues te quedas sin café, jeta. Y todo así en esta España que da dos pasos hacia delante y cuatro hacia atrás. Dios nos libre del gobierno que saldrá esta vez. Habrá más gasto innecesario, habrá más nacionalismo, habrá más comunismo de mierda. En fin, habrá lo que no tendría que haber en una nación sensata.

La vida me rodea como en aquellos años de juventud

y me dan náuseas apocalípticas de abismos hondos.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Al tomar yo la coca cola después de la siesta, me he sentido motivado  a escribir ya que, en otros momentos de mi vida lo hacía así; sin una coca cola, no escribía. Ha debido ser un reflejo condicionado. Así que, después de ver a mi padre, me he venido a retocar una historia que tenía mucho lío y no se entendía muy bien. He rehecho algunas cosas que no me gustaban de esa historia y he continuado de otro modo, haciendo más fácil la inteligencia del propio relato. Tengo como una serie de relatos, creo que 7 en total, de los que me falta el final o retoques para hacerlos más atractivos al lector. Voy a estar estos días pendiente de esos relatos que creo interesantes y que a mi hermano le han gustado por unas cosas y por otras. Así que este mes de septiembre espero terminar esos relatos para mi bien y luego intentar, solo intentar, una novela de personaje colectivo.

La creación a través del lenguaje

curte a los hombres y a las mujeres.

Me he echado una siesta grande. He ido con Paco a tomar una coca cola a Taberneros. Hemos ido a ver a padre. Hemos estado viendo un documental sobre la inteligencia de algunos animales que es superior en términos de memoria a los humanos en algunos casos. Los animales tienen una memoria a largo plazo superior a la nuestra. Como el córvido que sabe dónde ha enterrado unas dos mil bellotas o como el chimpancé, que recuerda números al instante de ser ocultos. Parece que los humanos perdimos esa memoria prodigiosa al evolucionar nuestro lenguaje en lo que es hoy en día, un magnífico medio para comunicarnos eficientemente, aunque hay humanos que usan el lenguaje para mentir y manipular y descalificar a los demás y ese lenguaje se pervierte y se convierte en una fuente de confusión y de tormento entre los humanos que lo practican.

Las catástrofes del colectivo humano

surgen de la mentira, de la manipulación y del ego maldito de los irresponsables.


Ya se ha pasado el tiempo en que Paco y yo íbamos a casa de padres y comíamos coliflor cocida y croquetas. Pasábamos el domingo con ellos pues libraba la cuidadora. Mi hermana decía que si no llevábamos de comer es que "íbamos de visita". Mi hermana siempre un peldaño más que los demás. Dice Paco que mi hermana es narcisista, perniciosa narcisista y no deja en paz a los demás por eso. Hemos ido a ver a padre esta tarde y se ha quedado charlando con la vecina. Se estaba desahogando del pasotismo con que nos está tratando mi hermana, que no llama siquiera para decir que se va o viene del pueblo, casi nunca va a ver a mi padre, nunca visitó a Paco en el hospital y a nosotros no nos ha visitado nunca en mi casa. Mi hermana, desde luego, no es una persona normal y mi cuñado tampoco. Otro gallo nos cantaría si fueran normales pero deben tener algún desequilibrio difícil de entender juzgando su comportamiento.

Escuché la maldición de mis huesos

al recordar qué dolores se metían en ellos.

Los jóvenes de ahora se saben todas las marcas de ropa, de móviles, de relojes, de todo lo que tapa y aliña el cuerpo. Es un conocimiento muy práctico: así saben quién tiene dinero y quién no según vaya vestido. Luego, van diciendo por ahí que Ramón y Cajal son dos tipos que inventaron algo, no sé sabe muy bien qué. Así nos luce el pelo en España. Los jóvenes españoles son ignorantes de casi todo lo referente a ciencias y letras. Para ellos el Quijote está en una nebulosa que no alcanzan a concretar en un libro. Alguno se cree, incluso, que Sancho y Quijote existieron, como creían antes los pastores o los aldeanos. Sus conocimientos provienen del móvil, de todo lo que hay metido en el móvil. Pero es un conocimiento ad hoc, hecho para ellos, con todos los sesgos culturales que tiene el conocimiento en internet. Es una pena que pueda en los jóvenes la información de los móviles más que la académica. Pero es así, un atraso en todos los órdenes de la educación. Hay que quererlos como son, no como quisiéramos que fueran. Pero es una pena.

No es una poesía gota a gota pensada

sino dolor metido en un verso profundo.

Si buscamos un término coloquial en el diccionario, como por ejemplo, chola, la primera acepción que encontramos es "cabeza". Pero si buscamos en Latinoamérica qué significa "chola", salen veinte definiciones diferentes desde un calzado a una mujer, llamada así por no sé que tesitura histórica india (de los Cholos). Bueno, pues si en Norteamérica triunfaron una serie de estados que compartían lengua común y comercio, en Sudamérica tenemos 7 u 8 países que comparten lengua pero no son la unión de unos estados, lo que es un derroche político y comercial. Lo que hizo Simón Bolívar, que creo que sí que pensó en una unión de estados suramericanos, no llegó a realizarse y quedan países con su idiosincrasia cada uno. Culturalmente, a lo mejor es bueno, pues hay mucho colorido local, pero comercialmente y económicamente, es un derroche. Así que, por esa disparidad tan fuerte, una palabra en Perú que designa algo bastante vulgar, en otros países de Suramérica tiene esa palabra un significado mucho más elevado. Cosas de la diversidad de los países.

Como en un barco calcificado

van los pueblos muy amontonados.

No sé si seré muy ingenuo al creer que todos los ingleses han leído a Shakespeare. Hace ya su tiempo que un profesor de inglés me dijo que el personaje ese que salía en los libros de inglés, con bombín y paraguas no es el prototipo inglés, sino que el carácter inglés, hoy en día, lo manifiestan los hooligans que van a los partidos de fútbol. Este profesor derribó en mi imaginario un figura que yo creía todavía viva. Aquí en España, el símbolo individual y colectivo también podría ser el señor que no para de hablar de fútbol. Pero sería muy bueno que todas las generaciones de españoles tuvieran como lecturas en común a Lope, a Cervantes, a Calderón o a los de la generación del 98 y todos pudiéramos charlar sobre las obras de esos autores como ligazón de la cultura española. Pero no. Generalmente, preguntas a cualquier estudiante y lo primero que te dice es que la lengua, su estudio, y la literatura, su lectura, es lo que menos gusta de estudiar y de leer. Así que esos estudiantes recurren a resúmenes que olvidan pronto, a trucos y a todo tipo de chuletas para aprobar esa asignatura maldita que es lengua y literatura. No se disfrutan en España los clásicos, resultan muy aburridos. Así que tendré que olvidar la idea de que los ingleses leen a Shakespeare. Todos los países, creo, adolecen de falta de lecturas patrias. El fútbol y el alcohol deben de triunfar por toda Europa. Así, estamos todos homologados en el cerrilismo más absoluto y no centrados en una idea de patria a través de la literatura de la misma.

Deserten los bruñidos candelabros 

de la casa de los abuelos buenos.

Ahora estoy sin lectura. No he pillado un libro de la biblioteca, no he comprado ninguno en la librería. Intenté leerme ese libro del divorciado pero me abrumó y el último que he leído fue "Viajes con Charlie" de Steinbeck, siendo Charlie un perro. El último viaje es a los estados del sur de Norteamérica, la ciudad de New Orleans. Allí tiene lugar una serie de pensamientos sobre el racismo hacia los negros que allí hay o había en tiempos de Steinbeck. Le da tantas vueltas al asunto que aburre. Habla Steinbeck con un anciano negro pero de una forma redundante y rara, de modo que no me he enterado de nada. Y luego sigue el autor discurriendo sobre esta lacra que existe en EEUU. Y es justo al acabarse el libro, lo que hace que canse más. Está bien hablar de racismo, pero de una manera más coherente, supongo.

Luna de California en el lento week-end.

Aquí llovía y llovía, no paraba de llover.

Ya era hora de que vinieran lluvias. La pena es que vienen como gigantes a pisotear la tierra. La lluvia es buena para que se reduzca un poco la sequía, para que el ambiente se limpie, para que las plantas se revitalicen, para que el cielo se purifique. Para muchas cosas buenas en realidad. Así que ojalá que dure mucho la lluvia. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a la lluvia porque no llueve hace la tira. El caso es que, con un paraguas y unas botas, se puede ir a todos los lados. Lo peor han sido esas lluvias traicioneras que han caído a lo bestia y lo han inundado todo. Pero todo se arreglará con un poco de tesón y paciencia, supongo. La lluvia, en sí misma, es buena. Esperemos que este mes de septiembre siga siendo lluvioso pero con calma, que llueva despacio, que llueva con moderación, no con esa saña que ha llovido esta mañana en municipios de Madrid y de Toledo, dejándolo todo arrasado. Y es que últimamente no hay término medio: tres meses de un sol imperante y acongojante y luego, estas trombas de agua que todo lo llevan a su paso. Tiempo atrás, siendo yo estudiante universitario, recuerdo semanas de cielo nublado y cómo nos adaptábamos a ese tiempo. Ahora todo va a lo bruto. Recuerdo una anécdota en clase de inglés, un alumno llegó tarde y ante la pregunta de la profesora si llovía, el alumno dijo: very, very.

El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido,

y el cansancio de mis piernas dicen cómo pasa el tiempo.

domingo, 3 de septiembre de 2023

Como no teníamos qué comer, nos hemos ido al restaurante chino. Allí he visto un espectáculo triste de ver. Eran dos parejas con un par de hijos pequeños todavía cada pareja. Ninguno de las dos parejas miraba a los ojos al otro y tampoco se dirigían la palabra. Los hijos se debían de dar cuenta de esta anomalía y hacían de su capa un sayo. Los padres no tenían autoridad sobre ellos. Miraban cada uno por su lado, no se hablaban, era triste presenciarlo: estar con alguien a quien se supone que debes querer y no quererlo en absoluto. En fin. Hay cosas en la vida que dices: qué bien estoy yo. Después me he fijado en una chica con una chaqueta vaquera que me miraba de cuando en cuando. Había tal barullo en el restaurante, que he aplaudido largarnos pronto de allí. Me he echado una siesta enorme. Después, he visto el final de "Mogambo", esa película de John Ford, en casa de mi padre. 

Los ojos duelen por mirar 

el otro lado del mar.

Me gusta este día de cielo nublado. Ya era hora que el dios sol se ocultara un poco, con la tabarra que ha dado todo el verano. Era como un invitado que ya se hacía cansado en casa. Al fin se ha ido y ha llegado la lluvia tan querida. Ojalá dure este tiempo unos días. Nos calmaría de tanta claridad ambiental en nuestras vidas. Ayer por la noche vi una película muy buena de Tom Hank y Julia Roberts. Iba de un hombre al que despiden de un almacén por no tener estudios. La peli se titulaba "Larry Crown, nunca es tarde". Lo que hace este hombre es apuntarse  a la universidad y allí conoce a la profesora (Julia Roberts) en clase de oratoria. Es una peli divertida y muy aleccionadora, como cuando se entra en un círculo virtuoso. Me lo pasé muy bien viéndola.

Un árbol de frutos purísimo

agota la bondad hasta dejarla del tacto de pétalos de rosa.

sábado, 2 de septiembre de 2023

Hoy me cuesta más escribir que ayer. Ayer me lie y no sabía parar. No sabía parar porque me venía bien estar ocupado en algo. Hoy no tengo la concentración de ayer, así que, a lo mejor, me pongo a oír la radio un rato. Me da miedo cierta situación en que unos desconocidos atentan contra la libertad de otros, pero eso se me pasará, es cuestión de tiempo. Me voy a tumbar en la cama y ahí me las den todas. Hace fresco en la casa y son casi la una. Me tomaré un café y buscaré la desidia como compañera. No hay que hacer esfuerzos por el hecho de hacerlos sino cuando hacen falta. Así que no haré ya nada más en toda la mañana y me daré a la pereza.

La transparencia de sí misma dice

que no conozco seres amables en la habitación.

La carrera de Filología tiene algo de Historia, de Gramática, de Historia de la lengua y muchas lecturas, cuantas más lecturas hagas en la carrera, mejor, más sabrás de cómo ha evolucionado la lengua española, de cómo ha evolucionado la manera de narrar, etc. Leer en castellano antiguo "El poema de mio Cid" es una tarea muy enriquecedora ya que ese libro está muy, muy bien escrito. Leer "La Celestina" te marca bastante y leer cuantas más obras puedas te asegura un conocimiento del castellano muy importante. En la Facultad hay una biblioteca muy grande con los clásicos, con los autores hispanoamericanos, con novelas extranjeras, etc. Yo lo pasé bien haciendo la carrera porque había en mí eso que debe haber en un estudiante: curiosidad.

Se les llena la mirada, por un solo momento,

de risas, palabras y más palabras.

Son seres así como mitológicos. Se instalan en unas alturas irreconocibles y desde allí, dictan doctrina, dictan su voluntad a los demás. Pero no porque sean inteligentes y sabios, no, sino que son como los ignorantes de todo que pasan por sabios por su terca ilusión de someter a los demás a su antojo. Y así, dominan a los demás les guste o no les guste porque las cosas son como ellos las imaginan o las creen pero sin consenso de nadie. Y dicen que son lo que hoy se llama progresistas pero son peor que una dictadura antigua y casposa. Son gente abominable que nadie desearía conocer por eso, por su insondable ignorancia, por su estúpida arrogancia y por su deseo de que todo tome la forma que ellos digan.

Decide tú si las antiguas ánforas solo contienen el agua del mar,

decide tú si merece la pena bajar a las profundidades.

Hubo una entrevista a Raphael. Contestó muy bien, muy mesurado a todas las preguntas. Me gustó sobre todo una cuestión que dijo: quiere a los demás como son, no como querrías que fueran. Es buena filosofía. Luego echaron una película que yo ya había visto y por eso, me fui a acostar. La vida refulge para muchos y la pasan felices porque no tienen problemas. Me parece bien. Otros debemos conformarnos con una vida que no alumbra mucho, que no es de metal sino de madera. Y así vamos, lamentándonos de que no tenemos dónde ir, no tenemos quehacer, no tenemos, en definitiva, qué vivir que sea bueno. Y pasan los años y no cambia mucho el paisaje de aceras que abarcan gente desconocida, que se llenan de pasos lentos, que hacen brotar la absurda epidemia de todos los días.

Crímenes lejanos, huérfanos de una vida plena,

así transita la guerra y la paz día a día.

Yo iba a la facultad de Filología sin mucha voluntad. El instinto me decía que una carrera no valdría para mucho en la España de los 80, en que todo parecía que estaba por hacer. Nada más acabar la carrera me llamaron para la RAE. Allí estuve escasos tres meses, también sin mucha conciencia de lo que hacía y llegamos a principios de los 90 con la desintegración del gobierno socialista corrupto. Una vez acabada la tarea en la Academia de la Lengua, me puse a estudiar para ser profesor de secundaria. La academia Magister, que preparaba profesores, me probó y fui a las oposiciones con un pelín de más esperanza que las anteriores dedicaciones. Y aprobé la oposición. Y me llamaron cuando yo estaba en el taxi. Y dejé el taxi definitivamente. Y fui en autobús y cercanías a todos los sitios donde me llamaban para suplencias de profesor. Y me eché novia. Y ya me saqué la plaza con mucho esfuerzo. Y al cabo de unos años (unos 20) tuve que dejar de ser profesor por culpa de mi enfermedad. Y ya sin hacer nada más que escribir alguna que otra novela, estoy aquí, escribiendo en mi blog.

El hueco profundo de una sombra

me alarma y me confunde y me dice olvídalo.

Ayer a estas horas estaba yo bastante triste, sin saber muy bien dónde meterme. Me puse a escribir aquí y escribí un montón y se me pasó la mañana ocupado en algo ¿útil? No lo sé pero se me pasó la mañana después de comprar pan y sentirme desgraciado. Hoy voy a seguir escribiendo todo lo que pueda de cualquier cosa, del tiempo, de Paco, de mi familia, de mi madre, de mi padre, etc. Hoy comemos pollo al ajillo del jueves. Hoy ha llovido a eso de las 9. La lluvia me ha despertado y luego, he vuelto a la cama. Está de llover, dicen las predicciones y quizás sí llueva a lo largo del día sábado. Vengo de comprar el pan y hoy no estoy como ayer, pero tampoco estoy para fiestas. Mi día a día no es malo del todo, pero tampoco bueno.

Se reunieron los poetas alrededor de una olla de chicharrones

y se les olvidaron los versos.

viernes, 1 de septiembre de 2023

 He venido sudando de andar y me he comido una raja de sandía. Dicen que mañana va a llover mucho. Cuentan de un sabio que estaba ya muriéndose y una anciana le cuidaba. La anciana no entendía por qué había tantos libros en la casa del sabio. "De ellos aprendí más que de las personas", le dijo el sabio a la anciana. "Porque sus letras se están quietas y las personas, sin embargo, no hacen más que cambiar y mentir. Llévale a tu nieta unos cuantos de ellos a ver si cree lo mismo que yo". Y en ese instante murió. La nieta leyó toda la biblioteca del anciano pues su casa pasó a ser de la propiedad de la anciana. Pensaba lo mismo que el sabio, que los libros no cambian nunca y dicen mucho, cualidades que no tienen muchas personas.

Ocupaba más sitio tu persona

que muchos hombres juntos.


 Voy a escribir de memoria sobre Antonio Gamoneda, poeta asturiano afincado en León. Su padre fue poeta de un único libro, libro que ayudó a aprender a leer a su hijo autodidácticamente. En León vivió Gamoneda en el barrio pobre donde vio la represión franquista de cerca. Luego trabajó para un banco y  más tarde se convirtió en funcionario. Escribió una obra que quedó finalista del premio Adonáis. Además recibió el premio Cervantes en 2006. Por la foto que sale en internet, parece un hombre de fuerte personalidad. Y ya no sé más. Las cosas pueden arreglarse cuando uno las ve y las quiere cambiar. Si no las ve, no sabe qué hay que cambiar y sigue de la misma manera de hace unos años y así hasta el final de los días.

El olvido entró en mi lengua

y comí de él hasta hacer desaparecer todo, todo lo que mi vida era. 

 Quizá se podría calificar su personalidad de monstruosa y no exageramos mucho. El bloque que formaban no tenía ni un agujero por donde se podría meter la duda. No dudaban de nada. Sabían qué querían: ser otros. Y lo iban consiguiendo poco a poco liberándose de sus orígenes, orígenes que provocaban ese misterio tan característico pues renegaban de sus orígenes. No querían ser lo que eran sino que querían ser lo mejor. Y creían que adquiriendo una parte del mundo, lo conseguirían. Lo que pasa es que no solo de pan vive el hombre. Y ellos solo veían el pan, no el alma del pan. Ellos no parecían tener alma, disimulaban su alma constantemente. Solo veían cosas: cosas que cubrían el cuerpo, cosas que daban distinción. Nadie sabía su pasado, nunca hablaron de él. Era una época ominosa para ellos su pasado. No hablaban de sus padres, ni de lo que pensaban. Nadie sabía nada de ellos. Nadie. Quizás por eso, se les podría llamar monstruos o humanos rarísimos.

La rama que sustenta su opulencia

se mantiene, pero sin saberlo nadie.

Hubiera sido muy reconfortante para todos que estas personas hubieran sido normales. Pero no lo eran en absoluto. Todas estas personas tenían en común el gusto por mimetizarse con lo excelso, con parecer más, por fingir, por mentir con su cuerpo y su alma. Los demás no los entendían. ¿Cómo entender que esa gente quería ser otra gente distinta? ¿Cómo entender que sus deseos se hallaban más allá de ellos mismos? Había como una cierta osmosis entre todos ellos. Todos deseaban triunfar materialmente pues las cosas del alma no las entendían volviéndose su presencia tóxica para los demás. Y así pasaron los años y nadie los entendió: eran opacos, todas las miradas y preguntas resbalaban en su habilidad con el monosílabo, con la ocultación. Me hubiera gustado no haber hablado nunca con ellos.

La razón de las nubes es la lluvia 

como la razón del hombre es ser sociable.

Todos estaban envueltos en un misterio suficientemente lleno de sombras para que nadie preguntara nada sobre ellos. Lo preferían así porque eran reacios a la verdad y a la claridad. Eso es lo que les había enseñado la vida, que cuanto menos se supiera, mejor. Unos habían tenido por familia una que había sido un desastre y otros hacían todo ocultamente o se callaban para que nadie supiera dónde estaban, qué hacían. A todos les molestaban las preguntas. Si no se les hacía preguntas, ni una vez tendrían que decir la verdad. Y la verdad no les gustaba nada porque vivían a la sombra de la mentira y el ocultamiento. Era penoso hablar con ellos porque esquivaban las preguntas, respondían con monosílabos y frases hechas y, al final, nadie se enteraba de nada, que es lo que ellos querían. Había un miembro de ese grupo que parecía un satélite dando vueltas continuas sobre los demás. No se mostraban, no querían que nadie supiera nada, no aceptaban que nadie supiera nada de ellos. Y así vivieron los años entre los demás, sin saberse un coño quiénes eran en realidad.

Asciende una marea, rosas equilibristas

que dan al sol la sombra de su presencia.

Una vez que ha pasado el tiempo, cada uno ha ocupado su lugar y su temperamento verdadero. Los que siguen fieles a sí mismos son los menos pero se amparan en la verdad porque creen en la verdad y en la honestidad. Los que ya eran estrafalarios y raros en su comportamiento con los demás, ahora aparecen como lo que han sido siempre: gente de poco fiar, gente que muestra agresividad hacia los otros con tal de que se haga su voluntad, gente zafia y de doble pensar. No han pasado muchos años desde que uno de ellos alzaba la voz y descalificaba a los demás. No han pasado tantos años desde que uno observaba todo con detenimiento para darse cuenta por dónde poder atacar. No ha pasado mucho tiempo. Sin embargo, los que ya deliraban, ahora loquean con fuerza. Los que callaban, callan también ahora. Los que gritaban y observaban, ahora empezarán a gritar mucho más y a actuar sibilinamente. Son los tiempos que corren en los que la verdad se oculta y la mentira hace de las suyas.

Míralos recelosos revolverse

tras sus gafas de concha.


Hay una ley del año 2021 que prohíbe la tutela sobre los enfermos mentales tal como se venía ejerciendo hasta ahora. Seguro que más de un listo se ha beneficiado de esta tutela para sacar dinero a unos pobres enfermos. Ahora, la voluntad de los enfermos mentales está por encima de jueces y tutores. En primer lugar, ya no se usa el término incapacitación, sino el de ayuda al enfermo. El que ayude, no se beneficiará económicamente sino que deberá velar por la salud y el bienestar de los enfermos. Por encima de familiares y gente aviesa, que antes cobraba por ejercer la tutela, hay una legislación que apoya al enfermo y respeta su voluntad.

Todo fue una ilusión envejecida

de gente que apesta la tierra.

He bebido otro par de vasos de agua. Ha sobrado pollo para el sábado. Conozco un señor con enfermedad mental que fue abogado, que se maneja bien en su vida y debe de tener cerca de 70 años. Vive en la urbanización de mi padre. Habrá un día en que a Paco y a mí nos incapaciten, pero ese hecho ocurrirá dentro de bastantes años. Mientras, vamos Paco y yo bien. Los enfermos mentales tenemos muchos obstáculos que salvar pues, lo que para una persona normal no es fácil, para nosotros es difícil. La vida de un enfermo mental está llena de miserias como ingresos, nueva medicación y visitas al psiquiatra. Pero Paco y yo en todo lo demás nos comportamos normalmente, incluso mejor que otras personas sin enfermedad mental. No somos derrochadores, avariciosos ni soberbios. Quizás nos falte algo de soberbia con los demás.

Sintiendo tan fría soledad,

se daba la escritura de ella.

 Ya es cerca de la una. Ayer guisé un pollo muy sencillamente y salió bastante bueno. Hoy voy a hablar de algún escritor que me venga a la cabeza. Voy a hablar del poeta Claudio Rodríguez. Muy temprano, este poeta ganó un premio muy importante y dejó pasmados a muchos poetas ya consagrados. Este poeta nació en Zamora y se tuvo que hacer cargo de su familia por la muerte temprana de sus padres. Este poeta fue muy andarín y veía paisajes nuevos en su andar. Este poeta escribió un poema muy acertado que comienza: dichoso el que un buen día sale humilde... Este poema me encontró sentado en un pupitre de un instituto del sur como prueba de oposición. Y supe decir cosas de este poema a modo de comentario literario. Claudio Rodríguez tuvo tres etapas: una popular, una culta y en la tercera etapa, ya se murió. Todos nos morimos, esa es la cuestión. Este poeta se murió y quizás fue su mejor poema, la forma en que murió: tranquilo, rememorativo y resignado.

Brilla limpio su oficio y nos lo entrega

con el dulce corazón de las espigas.

 Me he bebido un par de vasos de agua. A continuación voy a contar la historia de un escritor que se llamaba Darío Francisco Melchor Dávila, más conocido por Dávila. Este señor nació en 1915. Fue diagnosticado de una enfermedad mental a los 22 años y así, no fue a la guerra. Luchó por sus hermanos pequeños y sus padres todo lo que pudo en una situación catastrófica, en la que él se encontraba sufriendo depresión tras depresión. No había medicinas específicas para la enfermedad que él tenía, pero el médico de su pueblo le dijo que no bebiera alcohol y él lo cumplió. Conseguía algo de comida de los militares cuando se estacionaban en el pueblo. Dávila empezó a escribir pequeños relatos en un cuaderno que le compró su padre y con un lapicero. Es famoso el cuento titulado "Los escombros", que Dávila dijo haber escrito en media hora. Dávila ya murió pero dejó una visión del mundo caótica y penosa de la Humanidad. Cuando consiguió publicar sus relatos después de la guerra civil, su familia entera pudo comer una vez al día. Los críticos, en la posguerra, alabaron mucho su estilo y Dávila siguió escribiendo pues le iba bien para su enfermedad y su economía. Dos hermanos pequeños suyos estudiaron todo lo que pudieron y se instalaron en la administración, de modo que la familia de Dávila empezó a medrar un poco. Dávila asistía a las tertulias y siguió escribiendo en ese estilo tan suyo, tan dramático y puntilloso con las miserias humanas de todos los tiempos. Con la llegada de la modernidad a España, Dávila fue olvidado y solo se encuentra de él alguna reseña en los diccionarios de literatura.

La memoria me horada cada día

intentando recordar quién fui y quién soy ahora.

Cuentan de Edgar Allan Poe, el escritor norteamericano, que pensaba mucho en su propia muerte. Lo habré leído por ahí, en algún artículo o libro sobre este escritor. Poe bebía muchísimo. Un licor llamado ajenjo, que le sumía en pesadillas sin fin. Poe, de su pensamiento en la muerte, sacaba los argumentos de sus escritos de terror. A lo mejor, Poe tenía algún tipo de enfermedad mental que curaba bebiendo y escribiendo. Yo me meto en la piel de Poe y veo la pobreza intelectual de la gente que me rodea y me dan náuseas, me pongo malo de pensar que, en la sociedad en la que vivo, la literatura no tiene ni una oportunidad de salir a flote. Nadie lee, nadie sabe quién fue Horacio, nadie sabe quién fue Lope de Vega. No puedo yo explayarme, como le pasaba a Poe, con personas que supieran un poco de literatura. A mí no me da por emborracharme hasta el delirium tremens, pero sufro como nadie la ausencia de alguien con quién hablar que no sea del calor o del precio del pan. Poe pensaba en su propia muerte y murió ebrio y loco en una taberna inmunda del puerto. Dejó escritos universales del género del terror. Y su vida tuvo mucho de ese terror sobre el que él mismo escribía.

El cementerio ya no tiene puertas

pues los muertos han sido olvidados.

 Después de escribir tres blogs de estos sobre la enfermedad mental, me encuentro más tranquilo, como si me hubiera desahogado. Ahora voy a escribir de lo que me depara el día de hoy. Probablemente, hoy iré a la biblioteca a leer los diarios y unas pocas novelas. Al acabar, me iré a Las Rozas andando, pues ya no hace tanta calor. Al llegar a casa cenaré y me ducharé y veré la película de las 10, la de cine español, que algunas veces es muy mala y otras, me sorprende gratamente. Ayer estuve con mi hermano a Madrid, pasé por barrios que no conocía, nos tomamos una cerveza, anduvimos, charlamos. Hoy me he levantado presumiendo rutina y así ha sido. Una rutina inmensa, como una ola de cien metros. He escrito y me siento mejor. Por haber hecho algo en contra de la igualdad ramplona que impone el día.

El tránsito del viento por los pasillos helados

rompe el ser, aumenta el miedo.

Mientras junto letras en este blog, me olvido de todo lo demás; o sea, la rutina de este día, la monotonía que trae la mañana o incluso la gente que me rodea. Yo veo en la calle que la gente no sufre de la mente, sino que vive su vida al margen de tristezas y de cambios de ánimo bruscos. Están estables cerebralmente. Sin embargo, mi enfermedad hace que yo sufra. Sufro porque si la vida no me ofrece motivación, me entristezco. Sufro porque tengo en el cerebro unas sustancias que hacen que yo esté mal. Sufro porque la vida no me ofrece solución a este estado mental tan doloroso. No duele físicamente la enfermedad mental, sino cerebralmente. Los ánimos cambian bruscamente, de pronto está uno deprimido y no sabe por qué. La vida de un enfermo mental es un montón de interrogantes: ¿Por qué estoy yo así? Pregunta continua que no se responde.

Sufría, sufría él solo

los cambios de su ánimo, de su cerebro, de su vida en general. 

He bebido dos vasos de agua fresca y he fumado. En el periódico, hoy hablan de las pastillas que nos dan a los enfermos mentales. Lo que yo sé es que nadie se para a hacernos a los enfermos mentales un estudio de nuestra psicología o de nuestra personalidad. En cuarto de hora o menos, te despachan con pastillas y mandan análisis, es lo único que hacen los psiquiatras con nosotros. Una mierda de atención médica. Toda mi experiencia con los psiquiatras es contarles si duermo bien y algún sentimiento que tenía yo en ese momento o algo que me hubiera pasado en los tres meses de cita a cita que suele haber. Tres meses de espera, 15 minutos de consulta, esa es la atención que se recibe de los psiquiatras por parte de un enfermo mental. Y hay que estar agradecido pues si te quejas es peor. Además, nos tratan como si fuéramos tontos o algo así y no entendiéramos lo mal que nos atienden. Mucho tiene que avanzar la psiquiatría para atender como Dios manda a los pacientes.

Estoy triste por ver cómo la mañana se desenrolla frente a mí.

Estoy triste de ver la tristeza.

 He salido fuera, he recorrido una calle hasta un bar y me he tomado un café. En las aceras, gente. La vida no me sonríe nada, ni un atisbo de bondad de la vida conmigo. El ánimo lo tengo bastante por los suelos. Este mes de septiembre iré a Guadalajara y vendrán las fiestas de Majadahonda. El día 15 es viernes. Cuando se tiene el ánimo bajo, todo parece lo mismo, lo mismo de desaborido y pobre de emoción. Pero las cosas son así, ya he vivido estas sensaciones antes y me repondré, miraré las cosas como me sea dado mirarlas. Se me ha estropeado la máquina de afeitar. Otra coña. Tendré que ir por una nueva a Media Mark. La vida es como una manzana, hasta que no muerdes no ves el gusano. Así que todo poco a poco, hasta salir de este ensimismamiento.

Pondré todo mi arte al servicio de mi tristeza

para poder vencerla.