Independientemente de la economía de cada ciudadano, cada ciudadano debería tener la posibilidad de expresarse con otros ciudadanos. Pero dentro del sistema, se fomenta la desconfianza al otro. Todo son malas noticias. Cualquiera puede cometer un delito. Se inventan nuevos delitos. Decir algo referente a la naturaleza sexual de nuestro interlocutor puede ser delito (por ejemplo, llamar guapa a una mujer). Ha ido calando en la población eso de ser fascista, xenófobo, homófobo y estas historias para no dormir. Y la gente está asustada de su propio lenguaje, no sea que sea constitutivo de delito decir algo que antes decía con toda naturalidad. Y todo este sistema asqueroso es para mantener asustado al ciudadano, para que no hable, para que esté temeroso de las leyes, unas leyes nuevas que todo lo prohíben. Esos políticos que han enmerdado la relación entre la gente merecerían el olvido más absoluto, el desprecio más grande de la gente.
Homofobia, xenofobia, transfobia:
qué mierda es todo eso.
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