domingo, 9 de febrero de 2025

La calle está sola, está inhóspita, áspera y solitaria y la acera escupe los pasos que se dan en ella. Es muy triste la calle esta mañana. Se ha ido la gente no sé dónde. El vendedor de periódicos no los vende fácilmente porque no hay nadie en la ciudad. La ciudad se ha quedado reducida a sus calles, a sus plazas dormidas, a sus avenidas dementes, sin gente. Peladas las baldosas de cemento, pelada la calzada para que pasen coches que no pasan, ¿dónde ha ido la gente que habitaba la urbe hace solo tres días? No lo sé. Me da rabia no saber dónde han ido los pijos y los obreros y los oriundos y los que andaban el viernes comprando pan y filetes en plástico y una lechuga fresca para la comida. ¿Dónde están esos que llenaron el ágora toda la semana? No lo sé. No lo sé y me pongo triste.

Abramos el balcón.

Fijémonos en la luna que desvela la noche.



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