domingo, 9 de febrero de 2025

 El paso del tiempo a veces nos abruma. Pensamos que los años que quedaron atrás pasaron como un pájaro lejano que describiera una línea breve en el cielo. Dejamos de pensar en el paso del tiempo, nos lo quitamos de la cabeza y quizás, charlamos con alguien y el pensamiento se nos distrae y hacemos otra vez por la vida, por este presente que es lo único que existe. Siempre he dicho que si no pasara el tiempo, ni nosotros ni nadie podría vivir. Vivimos en el tiempo y este, pasa. Es una ley, la más dura de llevar, pero es ley. La ley del paso del tiempo deprime mucho, más que cualquier necesidad no satisfecha. Pero hay que vivir, hay que estar, hay que creer en algo: en la literatura, en tus hijos, en tu vocación de hombre o mujer amable, en tu honra, en la línea que ha seguido tu vida si tu vida ha servido de algo a los demás.

Miramos el cielo, tan grandioso en su azul, en su inmensidad.

Y nos hacemos pequeños pero no tanto que no pensemos que somos algo en este universo inexplicable.

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