Hubo un hombre, aunque se cree también que sigue vivo y por ende, se debe pensar que hay un hombre que un día fue al banco (no se le ocurrió ir a otro lado) y allí pidió ver al director. Una vez que le presentaron al director, este hombre le preguntó. ¿quién soy yo? Y el director se quedó sin saber qué decir. El hombre insistió: quiero saber quién soy yo pues esta mañana me levanté y no lo sabía. ¿Tiene usted alguna respuesta? El director del banco, muy agudamente, le mandó al hospital, a la sección de psiquiatría. Este hombre cogió un autobús sin saber quién era y se presentó ante un psiquiatra y le hizo la misma pregunta que al director del banco. El psiquiatra, al oír la pregunta, le dijo: usted es un ser humano pensante Y tiene dudas de su identidad. Puedo ofrecerle una plaza en la planta de psiquiatría donde le ofreceremos un tratamiento. Pero el hombre no quiso. Y se fue a una iglesia sin saber todavía quién era. Encontró a un cura y le hizo la pregunta consabida. Y el cura le dijo: eres un ser creado por Dios y es normal que tengas esa duda tan enorme. Te puedo confesar. pero el hombre no quiso confesarse y, hoy día, sigue sin saber quién es.
Somos o no somos: he ahí la cuestión.
Y difícil es saber ser a veces.
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