Podría haber empezado este blog hablando de la mañana. Por ejemplo: cómo ha amanecido en Toledo, en los barrios altos de Toledo donde se infiltra el sol por esas calles tan estrechas. O cómo ha amanecido en Valencia, con los taxis circulando ya temprano llevando turistas o una pareja de ancianos al hospital oliendo la capital a mar por todos sus poros. O la mañana de Barcelona que se gira de esquena, llena de ratas. O la mañana de Soria, fría y sola en la meseta castellana. Pero no voy a hablar de la mañana. Voy a hablar de un artículo que no he entendido bien en el periódico que hablaba, creo, de vivienda y de cachorros del pp. Y luego, cuando pase la mañana, hablaré de unos garbanzos fritos, de la tarde y sus esperanzas y de que si una puerta se cierra, otra se abre.
Dulces son las mañanas estas de febrero
ya anunciando la primavera.
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