Te has quedado como hecho de ceniza ante el monumento al demonio, al que murió de soberbia. Estás en el Retiro y ves pasar gentío agreste, como de ciudad inhóspita. Quieres hablar pero no tienes con quién. Has ido a este parque grande a pasar el tiempo, eso que tanto te sobra. Y te tomas una cerveza que sabe a soledad. Y lloras por dentro eso mismo, tu soledad. Así la locura te ha estado mancillando los días. Así esa memoria de tu padre te rompe la vida. No es que ames la soledad ahora que estás así, en un piso sin luz, sino que siempre has estado solo con unos libros sobre pájaros y otro sobre perros. Ya hace muchísimo tiempo que no te veo. No te veo por el pueblo, donde te hacías ver. Espero que todo te vaya bien. Y que comprendas tu soledad.
Un primo antiguo, cocinero.
No le veo.
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