Me acuerdo mucho de ese amigo del pueblo que estaba sentado a las puertas del cementerio y se puso de pie enseguida para saludarme. Vive ese amigo en Santa Eugenia y creo que trabaja en Iberia o en Aena. Fue un día para rememorar dulcemente. Fue un uno de noviembre, el día de Todos los Santos. Había mucha gente ese día por el pueblo y pude saludar a muchos de los de allí. Me puse muy feliz por conversar con esos amigos: Mila, Francisco, Victoriano, Josela, Pablo, etc. No le pregunté yo a ese amigo por sus hijos ni por su familia. Empecé a hablar de ese barrio y le dije que allí estuve yo dando clases un año. Me pasó de todo. Buen amigo Diego que se paró a charlar conmigo. El pueblo da sorpresas a veces y muy dulces.
Tu pueblo, donde has gastado casi tu vida entera.
Ahora vienen a ti los amigos de tantos años.
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