jueves, 27 de febrero de 2025

Escribir es buscar algo de belleza entre las palabras. Se podría llamar a escribir una terapia poética o lingüística. El caso es que escribir llena un espacio en el espíritu. He leído de una psicóloga en internet que escribir repara un poco el alma alicaída, el sentido desconsolado de la vida, la pena de no poder hacer uno lo que quiere sino lo que puede, que, a lo mejor, es poco. Es verdad que podemos poco el común de los mortales. Estamos sujetos a condiciones económicas estrictas (quiero decir: no tenemos suficiente dinero para hacer lo que nos dé la gana). Estamos también sujetos algunos a una enfermedad que nos limita. Y estamos todos restringidos a una semana de vacaciones al año, no más, parece ser. Así que somos pobres casi todos. Pero más pobre es aquel que no tiene techo ni comida. La pobreza no hay que explicarla, viene dada en el ser humano. Somos limitados, nos debemos a una cifra escueta, no podemos hacer nuestro gusto casi nunca.

El dinero: 

eso que queremos todos para el cumplimiento de los placeres.

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