No sé si será factible encontrar algún amigo, dejados atrás la asociación y los amigos de Colón. En Colón había uno que no paraba de inventar "asaltos a punta de pistola en las tiendas" y "a una que no había ofrecido un cigarrillo a un moro y este la había amenazado con una navaja". Yo leí una novela sobre París en la que, en los barrios bajos, salían argelinos que llevaban navaja encima. No sé si los marroquíes que hay en España lo hagan. Sacar la navaja por un cigarrillo me parece excesivo pero a este amigo de Colón le gusta inventar cada día más. Por eso es que ya casi no voy a Colón últimamente.
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