Un viejo profesor lee sobre el texto argumentativo. El texto argumentativo busca convencer a un interlocutor individual o a un auditorio. Hasta ahí, todo claro. Pero empieza a oscurecerse la explicación del tema hasta volverse ininteligible (que no se comprende). Entonces, el viejo profesor mira en internet y se le aclara el tema. El texto argumentativo presenta una tesis que se ha de defender por medios como la ejemplificación (A es como B), argumentos de autoridad (lo dijo Aristóteles) o argumentos de razón (una masa social grande considera esa tesis como válida: comer variado es sano). Bueno. Se ha pasado una media hora de la tarde para ese viejo profesor y eso es lo que cuenta. En verano, los días son muy largos y no se sabe cómo ocupar el tiempo. Bien por el tema enrevesado sobre el texto argumentativo y bien por las explicaciones que dan en internet. Luego, el viejo profesor escribe en su blog su experiencia con estos papeles antiguos y ya está: ya se ha pasado casi la tarde.
La vaca grande y el caballo que ande.
A cada cosa hay que pedirle una facultad que nos resulte necesaria. A un boli le pedimos que pinte bien y a un caballo se le pide eso, que ande o que corra si es preciso.
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