Ahora las novelas llevan un poco de todo dentro. Uno escribió una novela y metió en ella un crimen, un monólogo de 20 páginas y una chica guapísima pero tonta perdida. Luego hizo un flash back y se situó en un pueblo de estos en que no hay más que borrachos los fines de semana. Acabó la novela presentando en la penúltima página a un detective que resuelve el caso (si es que había caso) y terminó el capítulo final con un soneto a la brevedad de la vida que deja pasmado al que lo lee. Este escritor, cuando ya escribió unas 40 novelas de este tipo le dieron el Nobel. Pero no pudo ir a recoger el premio porque estaba cagando.
Si yo pudiera me compraría un avión,
un avión de dos plazas,
una para el piloto
y otra para mí.
Adonde yo fuera habría emoción.
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