Son las 12 y veinte de este jueves de julio. Hay algunos que disfrutan como enanos yendo y viniendo de la ciudad a la playa y de la playa a la ciudad contando lo bien que han estado junto al mar. Otros, más estoicos, deben quedarse a ayudar a sus padres o a su mujer que ha enfermado, etc. Yo estoy pendiente de hacer unas lentejas. No me supone gran trabajo, por eso las hago. Son muy socorridas y fáciles de hacer. Luego, iré a la biblioteca a leer los periódicos y pronto pasará el día de Dios. Como estoy rodeado de ancianos, pienso en la ancianidad, en mi ancianidad y me pongo malo. La vida da sus vueltas y revueltas en un mundo cada vez más complejo, con aparatos que no entendemos, con normas que no entendemos, con situaciones que no entendemos.
Si vendes candelas y tienes mala suerte, el sol no se pondrá.
Es verdad. La mala suerte hace que todo se ponga en tu contra.
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