La vida surge con fuerza en cualquier sitio: en la carretera, esa brizna de hierba se sujeta con fiereza a la tierra que hay debajo del alquitrán solo para seguir viviendo. Esa hierba nos enseña que las respuestas las da la vida misma, nada más. No hay que buscar el éxito ni el dinero, sino la misma vida que está dentro y además, nos envuelve.
Ya lo dijo un emperador romano: dentro de poco no serás nada así que no te preocupe demasiado la vida. La vida es como una piedra con la que tropiezas. Dura poco el tropiezo, dura más la eternidad a la que vamos de cabeza. Pero hay que vivir bien, qué duda cabe.
Desde que somos pequeños, vamos fabricando poco a poco nuestra felicidad. De niños soñamos nuestro futuro y si este se parece al soñado de niño, no podemos pedir nada más a la vida ni a nadie ni a Dios.
Seamos buenas personas además: claras, sin ambigüedades, honradas y nos irá peor o mejor pero nos libraremos del mal.
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