El calor flota como un globo inmensamente rojo en el cielo. Apurando la cerveza se encuentra Juan en una de esas terrazas que echan agua por unos orificios. Juan tiene que irse y se va. Arranca su moto y se dirige a la montaña. Una vez en la montaña, hace pasar las horas bebiendo más cerveza. Luego, coge la moto otra vez y vuelve a la ciudad. Entra en un piso que llena con su sola presencia. Mira la tele, cena de lo que pilla en la nevera y se acuesta para trabajar mañana en la recogida de la basura.
Perdonar las injurias es la más noble de las venganzas. Bien cierto es esto, aunque hay que tener la determinación de perdonar. Es muy dulce perdonar e iniciar un diálogo con la persona que te dañó. Y es noble porque no usa la violencia sino la razón y el alma.
Quien tonto va a la guerra, tonto viene de ella. Es como el villano ruin que va a Sevilla. ¿Los tontos no se curan de su tontería? No lo sé. A lo mejor hay algunos que espabilan.
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