Pedro era un hombre muy inteligente, una excepción en estos lares tan de gentes pacientes. Y esto era así únicamente por su habilidad de permanecer en silencio mientras se tenían conversaciones. Mala cara ponía Pedro cuando se hablaba de política entre los tertulianos. Sabía que tendría que contestar a algún tonto, pero sabía ya como defenderse pues era lector y además contaba con una mente muy creativa. Cuando algún exaltado le preguntaba sobre Pepito o Juanito o el partido tal y cual, él saltaba: yo soy de ideología diversa, cojones. Y los que le rodeaban se quedaban desprevenidos, despistados e interrogantes, sin saber qué contestarle. Al rato, volvían al tema, sin molestarlo más. Pedro diseñaba contestaciones para la misma finalidad como: yo creo en la política de masas, que coño sabéis vosotros. O, defiendo un eclecticismo social uniforme, leches. Cuando terminaba la cháchara Pedro se daba un paseo él solo y disfrutaba del campo, y esta actividad era la que más le gustaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario