Antes se decía de un enfermo mental: tiene depresiones. La gente no quería mentar la palabra esquizofrenia o trastorno bipolar que son las manifestaciones más duras de la enfermedad. Hoy en día vemos que deportistas o cantantes se separan de su oficio para cuidar "su salud mental" pero tampoco se atreven a dar nombre a su enfermedad. Por otro lado, en la radio y en los periódicos se habla de esquizofrenia como si se tratara de dos pensamientos paralelos. Dicen: el partido tal vive en una esquizofrenia al pensar distinto unos de otros. La esquizofrenia no tiene nada que ver con dos cosas. En la esquizofrenia se tienen alucinaciones y delirios, se ven cosas que no existen, se oyen cosas en el cerebro que torturan la mente hasta que la medicación bien prescrita atenúa esos pensamientos y percepciones malas. Los deportistas y cantantes, supongo, tendrán línea fija con su psiquiatra y le llamarán siempre que tengan un problema con su enfermedad pues tienen mucha pasta para pagárselo. Los enfermos de a pie vemos a un psiquiatra cada dos o tres meses. Esa es la diferencia.
El pobre chupa en el mostrador
y se cansa de las mismas cosas que le toca vivir.
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