Yo me leí hace mucho "La guerra de los botones". Es muy divertida. Los niños franceses de la posguerra, en los pueblos, jugaban a la guerra con piedras y palos. El caso es que llegaban a casa con el cuerpo magullado y con las ropas rotas. Las madres se quejaban. Entonces, estos niños acordaron que, cuando se hacía un prisionero, se le quitaban los botones de la camisa, pero no se hacía fuerza sobre él, para que las madres no tuvieran que gastar dinero en mercromina y camisas nuevas para sus hijos. Y así surgió, en la ficción, esta guerra razonada y justa. Yo no he participado en guerras con niños de otros barrios. No creo que hubiera tales guerras en Majadahonda. Sí que he jugado mucho al fútbol con una pandilla del colegio, sin sobresalir mucho, digamos, pero algunas veces, mis jugadas eran sorprendentes. La posguerra es lo que trae, que los niños imitan lo que ven. Y lo que habían visto era una guerra.
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