A mí no me extraña que mi hermano Paco esté escamado de los viajes que hicimos o haremos (Dios lo quiera). En el último destino vacacional, en Soria, yo estaba en una fase maniaca o eufórica que descentró mucho a mi hermano. Lo pasó fatal. Entiendo que no quiera viajar conmigo. Otro hándicap para mi hermano lo constituye conducir mucho tiempo. Ya se cansa. Así que con estas circunstancias impedidoras es muy difícil que Paco y yo viajemos. Yo le he sugerido que vayamos en AVE a Valencia, que se tarda poco, y vayamos luego a un hotel de la playa de la Malvarrosa. Pero tampoco accede. Podría viajar yo solo o esperar que surja en nuestra vida un amigo en condiciones con el que poder viajar.
Carlos es una tristeza que, mansa, fluye y gris
por los valles insomnes de nuestra tardía voluntad.
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