He estado oyendo la radio. Luego he ido a pasear. Me he tomado un zumo de naranja. Parece mentira que un polaco haya descrito África como lo hace Kapunszinski. Lo he pasado genial leyendo su libro sobre ese continente. El calor y la dificultad para transportarse son dos obstáculos grandes para él en esa época (los 90) en que no había carreteras en ningún país. Es alucinante la historia de los tutsis y los hutus, la de Etiopía, la de Liberia, la de Sudán. Cuando baja una montaña en un camión desvencijado es escalofriante, cuando recorre un camino y se queda tirado en medio de la nada, también alucina. Cuando describe a aquellas masas de negros esperando a la nada (bayuya) simplemente es impresionante. Y en la última aventura, cuando aparece un elefante macho gigantesco, es también muy espectacular.
La luz matinal me sorprende muerto.
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