Me obligo a mí mismo a escribir este blog. Para matar el rato, para escribir por escribir. La luna saldrá hoy como ayer salió creciente y próspera como un grano de trigo encañando. Las carreteras se llenan de coches, los tugurios que huelen a ron y ginebra ya cierran por temor a la noche silenciosa y moribunda. Cumpliré años o un año solo pasado el verano. Temo al futuro como una figura fea que me espera. Unos hacen operaciones con el patrimonio de los olvidados, otros disfrutan del verano fuera de Madrid. Morder el polvo no es difícil en estos tiempos de soberbios y rufianes y psicópatas. Ya voy rellenando este fragmento de palabras y nulos pensamientos. Los mártires son aquellos que dan testimonio de su fe muriendo por ella. Eso he leído en una noticia de información general. La radio dice tonterías agrandadas por el volumen de oyentes. Ya me he cansado. Ya me he cansado. Ya no escribo más. Otro mes, otro pasar el día.
Púas de dolor penetran la tarde como filos de basta melancolía.
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