Quizá esto de escribir blogs resulte terapéutico y así yo me doy a ello todo lo a menudo que puedo, por si es curativo, digo. Uno se pone a escribir de lo que ve, de lo que siente o de lo que otros ya escribieron. Suenan las vocecillas de unos niños jugando. Juegan a crear mundos paralelos, sus mundos particulares. Yo, a lo mejor, creo mi mundo particular escribiendo estos trozos de pensamiento torpe algunas veces o sagaz otras, no lo sé con seguridad. El caso es que escribo y me consuelo de lo poco que me pasa. Quizá a todo el mundo le pase esto de pasar el verano de modo aburrido, no lo sé, pero para cuatro o cinco días que sale de viaje, se está todo el verano en el lugar donde vive todo el año. Creo que será así para todo el mundo. El verano, una estación más que hay que pasar como pasamos el otoño aunque llena esta estación de anuncios: vente aquí, vete allá y disfruta la experiencia. Eso es el verano: un enorme anuncio.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
el mundo sería más razonable.
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