Escribir por escribir es algo que no me es ajeno. Yo escribo muy a menudo y a veces no tengo claro para qué sirve. Pero sigo escribiendo. Es una forma de envalentonar mi alma al decir cosas que me preocupan, que me hastían o que me emocionan. O solo es una forma de pasar el rato como el que da pedales en la bicicleta estática o hace abdominales para luego ver el resultado. El caso es que no veo el resultado de mis escritos muy a menudo. Por eso digo que escribo por escribir. El tiempo pasa y sale un renglón, yo mismo soy un renglón torcido de Dios, como en esa novela. Don Quijote quería que los molinos fueran gigantes; si no, no le salía la aventura. Yo creo que escribiendo, hago gigantes de molinos para que me salga una reflexión o una pequeña historia literaria, meramente literaria.
Columna ardiente, luna de primavera...
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