Hay algunos que dicen: "Mejor que me teman que no me quieran". Pero este tipo de gente va errada por la vida. Siempre está amargada, siempre el gesto hosco, no dan ni conversación, piensan en el poder que les da ser siempre más importantes del que tienen al lado (eso creen), persiguen ser los más odiados y poseer lo más posible. La generosidad es un lujo que no pueden pagarse. Siempre recelan de los demás y nunca dan la razón a nadie, hablan por hablar, siempre con tópicos absurdos como: ni bien ni mal, como todo hijo de vecino y esas gilipolleces que no dicen nada. Se irán de este mundo pensando que pertenecían a una clase de personas a los que había que adorar o temer constantemente, aunque lo que consigan es el recelo de los demás y la no confianza en ellos porque son falsos, grandilocuentes y enanos de mente y de conocimientos.
Su corazón latía muy despacio
para no gastar.
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