Las aceras sufren ese extraño engaño de la existencia. Dormir sería una solución intermedia entre quitarse de en medio y volver a encontrarte vivo. Tomo pastillas para no soñar, para dormir, para sentirme bajo de tono, para calmar mis deseos. Se lo montan muy bien los psiquiatras para no tener problemas con los pacientes. Me tienen atontado y flojo, sin deseo sexual ni moral. La moral no sube, la moral está baja con tanto Xeplion, Plenur, Tranxilium y Zyprexa. Pero da igual. Hoy voy a pasármelo bien contándome chistes a mí mismo, de memoria, de mente. Mi horizonte es muy declinante, todo va llano y feo como una autovía en medio de la nada.
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