Yo no escribo en este blog sobre una camisa azul de la marca tal que se vende en no sé qué tienda o servicio de paquetería a domicilio. Yo no me compro una bicicleta porque para mí, los días de bicicleta ya pasaron. Yo escribo aquí del comportamiento humano, de lo que Dios a lo mejor nos quiere, de lo que va con la edad y no de quimeras absurdas que se adquieren con dinero. Yo sé que pertenezco a la clase social más amplia de España. Y no debo descuidarme para caer en la clase social que está debajo de mi estamento. Yo sé que no debo malgastar mi dinero. Mi dinero salvaguardará días que no conozco todavía pero sé que yo un día seré dependiente. Mi dinero es mi dinero. Lo he ganado con el esfuerzo de 20 años en la educación y de tomar pastillas y de aguantarme mis depresiones. Mi dinero será útil. Por eso lo ahorro.
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