Pocas muestras de cariño, arrinconamiento, olvido. Esta es mi experiencia. Cuando Paco y yo estemos viejos para morirnos, sí que creo que nos visitarán y se harán los amistosos. Cuando muera mi padre, sí que vamos a estar solos Paco y yo. Recuerdo que cuando Paco se ponía malo, llamaban mi hermana y mi sobrino a su teléfono y lo querían arreglar todo sin moverse de casa. Yo, que estaba con Paco en casa, veía cómo mi hermano se enfurecía tras esas llamadas y se ponía peor. Ahora los tiene bloqueados. Mucho mejor. Para esas ayudas, mejor el silencio. Otra cosa es la tónica de esta familia: medio regañados todos por rencillas estúpidas y nadie llama a ver qué tal estamos. Yo los veo de casualidad a todos, como si fueran meros transeúntes.
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