Todas las palabras son de arena y viento. Todas las playas convocan un aire nuevo. La luz que surgirá en octubre me llenará de ganas de reiniciar la historia de mis creaciones. La palabra me bastará para acabar la trama, el sentido de las novelas atrevidas y lúcidas. El aire libre de mi lenguaje surgirá como arma poderosa contra el tiempo de la nada. Viviré con mis personajes en ese campo de libertad creadora. Y seré, al fin, dueño del cuento y dueño de la expresión aquilatada en unos párrafos acertados como el vuelo del águila. La luz de la narración volverá a llenar los minutos de la desidia y habrá un final de la sorpresa y el esplendor.
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