Me encuentro bien después de despejadas unas dudas picajosas que tenía yo en el magín. La vida brinda normalidad a la mente, aunque la mente no para de cerdear y pensar cosas incapacitantes o molestas. Este viernes como de menú, como está acordado entre Paco y yo y yo pienso elegir arroz, que en el restaurante al que vamos les sale genial. Luego me quedaré leyendo El mundo con un cafelito y quizás más tarde me eche a andar mi consuetudinario paseo. En El País esta mañana había un reportaje sobre un señor que se hacía llamar Capitán Bazofia y era hijo de sevillano y palentina y anda por ahí, recorriendo la Madrid periférica. Es muy bonito tal reportaje aunque yo no esté de acuerdo del todo con ese progresismo del tal capitán. Bueno, al terminar este blog me piro y como y luego me tumbo y más tarde me piro a pasear. Tengo una barriga prominente que tengo que echar fuera de mí, como se echan las migas de pan del mantel. En fin, ya es viernes y la gente parece más dicharachera que el pasado lunes. Algo se gana con el paso de los días.
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