Bécquer fue tuberculoso; o sea, tísico, palabra que viene de hemoptisis. Hemo es sangre, sangre que fluye. Pero Bécquer escribió el libro de los gorriones. Bécquer no fue el que le puso ese título, sino otros a los que Bécquer dio sus "Rimas" para publicarlas y es que en la encuadernación estaban pintados unos gorriones. "Yo soy un himno gigante y extraño", decía en uno de sus poemas. Nos acordamos mucho de las golondrinas de Bécquer pero poco de sus leyendas que escribió poéticamente, como por ejemplo, "El miserere" o "El monte de las ánimas" o "Los ojos verdes". Bécquer encandilaba con sus ojos verdes pero la gente se retiraba de su trato así que tosía sus sangres de dentro. Ayer, espiando un móvil ajeno, de un amigo, decía el móvil: "¿por qué escribes si nadie te lee? Respuesta: los pájaros cantan aunque nadie les escuche. Los pájaros cantan para que otros pájaros de su especie les escuchen. Eso es lo que tiene internet en el móvil y en el ordenador: absurdos. Absurdos que la gente cree y se hace también absurda y no piensa.
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