El tránsito del viento por los patios helados detiene con escudos nobiliarios los pasos enjoyados de la Muerte y con poderosas lanzas echaremos al infierno al fondo del mar. Unos gemelos lo pasaron mal una vez (cosas de un enfermedad que los hacía comportarse como ellos no querían). Ocurrió todo el último día del año. Nadie llamó a ver cómo estaban. Lo pasaron mal pero no dependen de esa gentuza que no llamó. Llegó reyes y nadie preguntó por el que estaba en el hospital. Esas gentes que viven pero no viven porque quieren ser el muerto en el entierro y que los miren y estar allí haciéndose el importante y dejan el casco de la moto en la mesilla como diciendo: aquí estoy yo y soy superior a todo el mundo y luego comen en silencio perdonando vidas y luego, en el pueblo, después de un año sin vernos dan la mano sin un ápice de alma y no preguntan nada sobre el que dan la mano: solo dan la mano como la de un gorrino asqueroso y purulento. Y hay otros que dices buenos días y no te devuelven el saludo. Imbéciles todos que hay que aguantar. Y preguntas y no saben o callan que han estado allí o allá pasándoselo bien con jersecitos de marca y con amigos especiales.
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