Fumo menos pero he vuelto. Maldita sea. He estado una semana sin fumar y la fastidié fumándome dos cigarrillos el día que se cumplía la semana de no fumar. No me lo creía ni yo: estar sin fumar. No fue una decisión difícil ni sentí esos seis o siete días en ayunas de la nicotina nada especial: ansiedad o angustia. Esa falta de ansiedad por la abstinencia me llamó la atención. Creo que lo podré repetir. Ahora fumo un paquete, no salgo con tabaco a la calle, solo fumo en casa. Hoy me han quitado la cera de los oídos. Una enfermera me ha dirigido una jeringa en el interior de mis oídos y ha salido la cerilla asquerosa. Llevaba días que no oía bien. Me he aplicado una solución de glicerina estos días de atrás que disuelve la cera de los oídos y por fin esta mañana me lo han limpiado. Otra cuestión es llamar a Antonio Salgado para quedar en Madrid. Lo haré el domingo y quedaré el miércoles. Iré en metro y veré gente. La gente me inspira cosas, me llama la atención. La vida es un discurrir de gente al lado de ti.
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