Cuando eres atendido por un torpe (mujer u hombre), las cosas ya van mal desde el principio. No te dan la información adecuada y resulta que están en ese puesto comercial o de servicios para eso, para darte la información adecuada. Si la información, encima, la tienes que aportar tú por negligencia u olvido, entonces casi hay que echarse a temblar. Mi psiquiatra no sabía del todo qué medicación estaba yo tomando. La farmacéutica no sabía a qué hora venía la furgoneta con el reparto de medicamentos y el policía al que llamé para la renovación de mi DNI no me dijo la manera de pedir cita, ni de pagar el trámite, ni de los requisitos que requería (perdón la redundancia) la renovación del DNI. Este es el nivel que hay en estos asuntos que yo denuncio aquí para nada pues los torpes seguirán siendo torpes quizás porque el cargo que ocupan no lo ocupa ya nadie más que ellos y se los tolera en ese cargo. La verdad es que da pena y yo hablaba el otro día de la vocación en los trabajos. Cualquiera sería partidario de que si eres un torpe en tu trabajo te dediques a otro.
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