Son las 5 de la tarde y no he fumado. Bebo agua y chupo un pitillo de plástico. Tengo una actitud pasota ante el mundo que me rodea. El mundo está lleno de delitos que hay que obviar para tener un vida normal. Mis propios familiares han cometido delitos contra mí, qué no harían otras personas ajenas a mí. No sé. Hay que olvidar agravios, pasar un poco de todos los imbéciles que se confabulan contra uno y dejarlos ahí, en la cuneta del olvido para que no sean nada para mí. Yo no los quiero en mi vida. No los veo, no sé nada de ellos. Mejor. Cuando aparezcan otra vez en mi vida no quiero que me resuelvan nada, que no se metan en mi vida en absoluto, que me olviden para siempre como me están olvidando todos estos meses (en navidad nos hemos visto de casualidad). Desde que hicimos la mudanza de Segovia de los tíos no nos han llamado, ya no les interesamos, ya no valemos para ellos. Mejor. Mejor no verlos en todo el año. Nos veremos en verano pero para decirnos nada.
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