Ya he hecho unas empanadillas caseras. O sea, yo he preparado el mejunje con cebolla, tomate y atún. He frito las obleas, de las cuales solo se me ha desgobernado una que he tenido que tirar pero las otras quince han pasado por la sartén y ahora solo tengo que esperar a Paco para comerlas. Los hombres y las mujeres de hoy en día pasan por muchas pruebas que les manda la vida o Dios o el destino o la energía (mejor todavía). En esta vida hay que superar pruebas como la está superando Perico, mi primo, allá en Segovia. Perico tiene una santa paciencia capaz de doblegar la revolución de su cuerpo. Perico tiene mucho aguante y es un buen enfermo que sigue las directrices que le marcan. Vencerá al lado de Rosa y Jimena. Vencerá porque Perico es más fuerte que los caprichos de su propio cuerpo. Y ya, hablando de otras cosas, diré que parece la calle un museo hecho de gente, gente que anda, que pasea al perro, que toma sus vinitos, que habla de cosas más mundanales que celestiales. En fin, la calle es un museo.
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