Que Lorca estaba obsesionado con la muerte es una verdad atestiguada en sus poemas ("aunque sepa los caminos, yo nunca llegaré a Córdoba" o el Llanto a Sánchez Mejías (a las cinco de la tarde ya llegaba la gangrena). Sánchez Mejías fue un torero que murió en la plaza y que tenía una cultura importante. A Alberti le dio por el surrealismo en sus poemarios "Sobre los ángeles" y "A cal y canto". Aleixandre es el exponente más claro del surrealismo. Dámaso Alonso sería el poeta existencial por excelencia en "Hijos de la ira". Todos estos poetas son muy complejos porque usan de las vanguardias de los años 20 para expresarse y las mezclan con el tradicionalismo de la poesía en español. Cada uno de estos poetas tiene unas claves para ser entendidos. Lorca, por ejemplo, aunque todo el mundo que le conoció diría que era un genio y que la alegría le rodeaba como un aura, el poeta Lorca, sin embargo, estaba lleno de dudas y obsesiones.
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