El sol luce como puede lucir en invierno. No le pidamos más que si no, se llena de turistas esto. La boca del caño está rota pero sale un buen broncho de agua de él porque el manantial es muy profundo. Pían los pájaros estos que se quedan con nosotros. Las grullas ya partieron haciendo gru, gru en los cielos. La vida, por lo demás va bien, pone a cada uno en su sitio: al bebedor con resaca y al tranquilo con su sosiego. Mi mesa está llena de folios, libros, pen drives y gilipolleces varias. Hay un libro de cocina en mi mesa pero maldito el caso que le hago. También hay un bolígrafo bic en mi mesa que parece el unicornio azul que ayer se me perdió. Si lo encuentras, dame un toque.
Por los pasillos verdes del campo voy caminando, voy caminando y me encuentro con el zángano dando vueltas alrededor de mi cabeza.
Ya leí hace mucho tiempo Walden y me lo pasé genial leyéndolo.
Poco a poco, han pasado los días. Siguen piando los pájaros en la pequeña alameda.
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