Hemos venido Paco y yo de un almacén de ropa. Paco se ha comprado un abrigo bastante barato. Ahora estoy en casa y una tibia tiniebla se apodera de ella porque está nublado y casi ya va a llegar el crepúsculo, palabra extraña para denominar la anochecida. Es tibia tiniebla, no es intensa, sino que hace que los objetos pierdan su brillo usual y se conviertan en pequeños cadáveres oscuros como si fueran objetos alicaídos, objetos tristes, objetos muertos. Entre estos objetos destaca el libro "Fortunata y Jacinta", que estoy leyendo. No sé si a un libro se le puede llamar objeto. Yo creo que no es un objeto, es un transporte para ver y sentir cosas distintas al que lo lee. En mi pueblo dicen que la gente que lee se vuelve loca. No lo creo. Uno se vuelve loco porque tiene una enfermedad mental. Los médicos lo tratan con medicinas y así el enfermo mental puede llevar una vida más o menos normal junto a sus congéneres. Antes, al enfermo mental se le metía en un psiquiátrico de por vida. Algo hemos avanzado por lo tanto. La vida es una tiniebla tibia u oscura que vemos delante y nos reta a que la comprendamos.
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