En una población de 10.000 habitantes, el 1% es de enfermos mentales. O sea, que 100 habitantes lo serán. Una psiquiatra mexicana muy simpática de Youtube dice que hay que convivir con la enfermedad mental. O sea, que si algún enfermo está descompensado o dice y hace locuras, hay que soportarle. Cuando mi hermano Paco se pone malo, suele insultar pero no agredir. Se le pone un humor fuerte y agreste hasta que cede y quiere ir al hospital. También piensa y dice cosas raras. Lo malo es cuando a la enfermedad mental se le une la pobreza y la falta de recursos. Anda que no he visto yo enfermos por la calle, sufriendo los males de sus delirios y alucinaciones.
martes, 30 de septiembre de 2025
El presente es un tesoro inmóvil. Lo que hagamos en el presente, nos define y nos llena de gracia de estar aquí en la Tierra. Yo escribo, otros ganan mucho dinero porque son autónomos y echan muchas horas en una tienda o en un vehículo. Escribir no tiene mucho sentido, no se gana dinero escribiendo, no se adquiere notoriedad poniendo frases una detrás de otra. Solo unos pocos viven de la literatura y no dejan que la literatura de otros, se lea. Cuántas novelas muy buenas yacen en el olvido mientras otras, muy malas, se incorporan a los escaparates de las grandes librerías. Porque en España, lo que funciona es hacerse un nombre aunque sea a zancadillas al contrario, a empujones, a brazo partido. Luego, el lector juzga. Y el lector no se deja engañar por un nombre.
Me gustaría ir en coche hacia la costa, aunque no llegara, aunque me quedara a 100 kilómetros de ella. Sería bonito que hasta el centro de España llegara la acción del salitre en el aire, que oliera a mar de vez en cuando tierra adentro. Entonces quizás algunos enloquecieran, les entrara una enfermedad mental. Por acción de la salinidad del viento. Y tendrían que tomar pastillas y ver al psiquiatra. La luna se volvería verde como el mar. El aire suspendería miles de moléculas de peces y algas. Y lo que sería más bonito: nos alegraríamos todos de respirar ese aire turbio, ese aire cargado de sales minerales. Los más osados, cogerían el coche por la mañana, dirían adiós a sus trabajos y vivirían en una cueva cerca del mar toda la vida para empaparse las narices del aire marítimo y sureño.
Es una suerte que me guste escribir y mate en este blog cuatro ratos. Por la mañana me levanto, desayuno y escribo. Luego, leo libros. La fe en la palabra no es una fe cualquiera. Necesita de un lector para que el engranaje funcione. Tengo tres lectores de este blog cada día. Pero más que leer, me gustaría hacer kilómetros, irme a la costa en coche. España es una península rodeada toda de mar. Quizás por eso, España es poderosa o es vulnerable al enemigo. Yo estoy tan tranquilo aquí, frente al ordenador, mientras que quizás se esté preparando en algún sitio la invasión anfibia de España. Como estamos en guerra, es previsible que ese plan invasor exista. Cuando seamos invadidos, ya no se podrá ni escribir ni leer, solo ver el telediario del invasor enemigo.
lunes, 29 de septiembre de 2025
Ni la propia familia del enfermo mental sabe gran cosa de la enfermedad mental. No se hace pedagogía. Los médicos psiquiatras no la hacen. La gente más próxima al enfermo mental no sabe qué es un antipsicótico, una alucinación o un delirio. Sería mejor para el cuidador de un enfermo mental que supiera algo de ella. Las asociaciones de padres de enfermos creo que hacen alguna labor en ese sentido, con charlas y actividades de algún tipo. Las redes sociales sí cuentan casos grabados, entrevistas, salen testimonios, etc. Si uno se quiere informar, las redes están bastante bien. Yo encontré un psiquiatra que tenía alrededor de 50 vídeos sobre la enfermedad mental. Pero los medios generalistas no abordan para nada esta enfermedad, todavía no sé por qué.
Hay personas que han perdido a un ser querido o sufren de ansiedad por algún tema de trabajo o accidente vital cualquiera. Entonces, se les receta, para aliviar ese malestar mental, algún medicamento de los que los enfermos mentales tomamos a diario. De esa manera, podrían saber estas personas cómo nos levantamos los enfermos mentales por la mañana. Los medicamentos que se recetan, ya digo, ante una vivencia vital traumática, pueden ser un ansiolítico, un antidepresivo, incluso un antipsicótico. Yo viví la anécdota del estúpido de turno que me decía que no tomara pastillas. Pero a la madre de este estúpido, que le dio cáncer, la empezaron a recetar pastillas para la mente, para que estuviera tranquila. Y ese estúpido comprendió de esa manera y no volvió a decirme que no tomara pastillas. La gente que ha tomado estos medicamentos sabe del aplanamiento mental que se sufre. Hay que figurarse que un enfermo mental los toma a diario y tiene que seguir viviendo a diario con pastillas.
Estaría bien que en la televisión o en los diarios, así como tratan temas de personas con discapacidad mental, esas personas que nacieron con parálisis cerebral o con síndrome de Down u otras dolencias cerebrales, también hablaran de las personas con enfermedad mental (básicamente esquizofrenia y trastorno bipolar). En los periódicos sí he podido leer alguna historia de cuidadores de esas personas con discapacidad mental. Todavía no sé cómo es el nombre oficial de las personas con enfermedad mental pero no somos discapacitados mentales. A eso de la adolescencia o antes, nos ataca una serie de síntomas (principalmente, delirios y alucinaciones, manía o depresión) que nos hace la vida difícil. Lo que me fastidia es que salga alguna noticia de un crimen y lo achaquen a una persona con enfermedad mental pero la realidad la ocultan. La realidad es que nos asignan un psiquiatra que nos ve cada dos meses al que no podemos acudir si tenemos alguna pega con nuestra medicación, siempre hay que ir a urgencias. Tendrían los periódicos y televisiones que ir a una consulta de urgencias de psiquiatría a ver quién es el que sufre la enfermedad, a ver quién es el que lo pasa mal y no llenar titulares asquerosos con un crimen que lo podría haber cometido una persona sin enfermedad mental.
El País (periódico nacional) habla en una noticia del "estigma social de los monopatines". Yo digo que si los monopatines no van por la acera, sus conductores llevan casco y no superan los 25 km/hora, vamos bien. Pero no es el caso. Así que ya salió otra vez ese diario victimizando a algo o a alguien. Sin embargo, poca didáctica se hace con el estigma de la enfermedad mental, que sí existe. Llevo todo el año comprando y leyendo periódicos y estos no hacen ni un esfuerzo pequeño en hablar de la esquizofrenia o del trastorno bipolar y su estigma, que, en este caso, sí existe. Podrían ser más didácticos con este tema de las enfermedades mentales y aleccionar un poco a los lectores de ese periódico o de otros periódicos, pero no. Nadie hace pedagogía de las enfermedades mentales y sí escriben algún delito con el membrete: estaba en tratamiento psiquiátrico. Este periódico, de izquierdas, El País, siempre hace de las cosas un asunto político. Algún día, ir a mear, en ese periódico va a ser un asunto político. Estos periódicos que leo (los leo todos por días) no tienen el menor empeño en contar historias o noticias de los enfermos mentales excepto si alguno ha cometido un crimen. Todos los enfermos mentales pagamos la fama de asesinos por un crimen aislado. No tiene razón de ser pues el 99% de los enfermos mentales llevamos una vida normal, con nuestras penurias pero sin hacer daño a nadie. Ya es hora de que hablen de la enfermedad mental tal cual es, no un espectáculo de consumo morboso para gentes ignorantes de la misma.
domingo, 28 de septiembre de 2025
La vida del psicópata es desconfiar de todo el mundo, desear solo su propio bien la mayor parte del tiempo y tratar de manipular a todo el mundo para sus fines. Los psicópatas no van al psicólogo. Los psicópatas están instalados en la sociedad como otra persona cualquiera pero el mal que hacen a lo largo de su vida a los demás puede ser grande. No sienten nada al hacer el mal a otra persona, se creen que se merecen todo el beneficio que puedan conseguir aunque tengan comportamientos morales que cualquiera que no fuera psicópata los podría ver. Suelen ser egoístas y ambiciosos, no ven el límite de sus acciones con tal de que les vaya bien.
En la esquizofrenia se oyen cosas que no existen (oigo voces, que es lo único que la gente sabe) pero las alucinaciones, que es como se llaman, también pueden ser visuales incluso olfativas. Se vive en un mundo propio en el que también se tienen delirios que pueden ser de grandeza (soy Napoleón, que es lo que la gente sabe) o de otros tipos mucho más complicados. La esquizofrenia conduce a la paranoia o a los delirios de persecución. Quizás a eso se debía que mi hermano se escapaba de casa cuando se ponía malo. Pero no se sabe bien qué comportamientos se darán en la esquizofrenia. Mi hermano padece un trastorno esquizoafectivo que participa de la esquizofrenia pero también tiene síntomas del trastorno bipolar. Un psiquiatra debe tener una cultura y unos conocimientos grandes de la realidad del paciente para diagnosticarle primeramente y curarle posteriormente.
El trastorno bipolar que yo padezco se basa en una euforia en la que yo me creo invencible y creo que puedo con todo, en la que hay fuga de ideas (una idea te lleva a otra idea en un carrusel inverosímil), deseo de emprender grandes acciones, etc. Y después de esta euforia, que en términos psiquiátricos se llama manía, pasa a depresión, tristeza. En mí la manía se manifiesta en que no paro de hablar, taquilalia, se llama. A mí me pasó en el medio de la carrera universitaria: estuve todo el curso alterado, no paraba de hablar y en el verano, me dio la depresión en el pueblo. Todo el mundo sabe lo que es una depresión. Te sientes culpable, tienes ideas de destrucción, pierdes el apetito, etc.
Después del último ingreso de Paco, me interesé por la enfermedad mental en las redes, básicamente, Youtube. Oí algunos testimonios bastantes duros como intentos de suicidio, oí a gente que bebió alcohol siendo enfermo mental y todo se descarriló para ellos. Otros formaban familias a la vez que soportaban el acoso de delirios o alucinaciones. A unos se les notaba en el rostro y en el habla las consecuencias de la enfermedad. Otros trabajaban y llevaban una vida normal y, a la vez llevaban un grupo de youtubers en internet contando el día a día de la enfermedad. También oí a psiquiatras y psicólogos que se esforzaban por hacer visible esta lacra asquerosa de la que nadie hace caso. Luego, me interesé por los medicamentos: olanzapina, benzodiacepinas, somníferos, antipsicóticos, ansiolíticos, etc. Especialmente recuerdo a un psiquiatra de un hospital de Barcelona que se explicaba muy bien hablando de las distintas enfermedades y de la acción de los medicamentos. Cada vez, la gente se medica más pues estamos en una sociedad que, en gran medida, fomenta la enfermedad mental. De todas formas, todos estamos locos.
sábado, 27 de septiembre de 2025
La gran ciudad reparte sus papeles: unos ríen constantemente, hablan por el móvil con alegría, tienen un montón de amigos. ¿Tienen un montón de amigos? La gente se despendola emocionalmente porque eso da envidia a los demás. La gente parece que desea dar envidia, presumir de todo un poco, de amigos, de días en la playa, de coche nuevo... La gente, sin embargo, no sabe lo que es en realidad una amistad. Una amistad es pasarlo mal y seguir en la brecha. Una amistad es ayudar cuando uno lo necesita. Una amistad es tener la vida enganchada al amigo, una amistad es rogar a Dios que todo acabe de una vez.
Tres caminos acudían a la mesa donde estábamos sentados. Pasaba gente. Cenamos ya en la oscuridad de la noche. Llegaron unos que eran un tanto glamurosos y excesivos en el saludo. La noche nos hizo amigos una vez más. Luego dimos un paseo hasta la plaza donde se veía gente pasar. No estuvimos mucho, nos fuimos pronto a ver la tele. Entre nosotros no había mucha efusión, no había grandes expresiones de afecto. Comentamos unas cuantas cosas. Vimos en la tele una entrevista. Era viernes. En la cama, dejó de ser viernes. Hoy sábado me sorprendió la luz en calzoncillos. La vida no tiene mucho color desde el sitio que ocupo en ella. Hoy veré a alguien querido. Hoy veré a una amiga.
viernes, 26 de septiembre de 2025
Pongo en una de mis novelas a un personaje que da discursos a gente desfavorecida basándose en la Biblia y en El Quijote. No sé si esto sería posible en la realidad. No sé si es posible que se use la calle para dar discursos. Para dar un discurso a la gente, el comunicador debe tener una entidad social y de liderazgo, como la tenían Luther King o Gandhi. No creo que a una persona del común, aunque sepa oratoria o tenga algo que decir, se le dejara hablar sin permiso de un ente público, un ayuntamiento o el mismo gobierno. Pero estaría bien que alguien del pueblo, que no fuera político ni líder de nada, hablara ante un público. Y a ver qué pasaba.
Hoy es viernes. Hoy mucha gente deja de trabajar por la mañana y tiene la tarde libre. Si no tiene amigos, quizás gaste la tarde en descansar. Si los tiene, queda con ellos de parte noche y toma algunas bebidas con ellos viendo un partido o viendo las musarañas o a las chicas que pasan o a los chicos, si es un fémina la que está libre de obligaciones laborales. Los viernes pasan muy ligeros, anunciando el sábado en los que hay alguna tarea familiar (ver al padre o madre en la residencia), limpiar un poco la casa, etc. Los que no son solteros tienen que tener algún plan para el fin de semana, un plan para los niños, básicamente, para que no se aburran en casa y den la lata. Se los lleva a un centro comercial o a alguna instalación especializada en familias o se los lleva al campo o al pueblo. Y luego llega el lunes y vuelta a empezar. A lo mejor un sábado de estos es crucial para la familia o el soltero y todo cambia de repente.
Hay enfermos mentales a los que se les nota mucho la enfermedad: tienen un rictus en la cara de boca sumida y están como congestionados. En el caso de Paco y yo no se nos nota mucho. Pasamos entre la multitud como personas normales pero si nos ponen en situaciones de estrés, la enfermedad aflora. Por eso creo que nos han jubilado, porque una actividad fuerte nos desencadenaría los síntomas de la enfermedad. Los síntomas de la enfermedad son alucinaciones sensoriales y delirios. Pasamos por rachas de estar un tanto obsesionados, pero se nos va. La vida del enfermo mental debe ir acompañada de una rutina y de una tranquilidad grande. Y no beber ni drogarse. Y tomarse todas las pastillas prescritas por el psiquiatra.
Ayer escribí cuatro blogs, hice la comida, fuimos a Las Rozas y cuando llegué, me tumbé a meditar. Luego, a la tarde, me leí 60 páginas de un relato que estoy escribiendo. No me pareció mal. A la noche, conseguí leerme 40 páginas del libro titulado "Un caballero en Moscú". Acaba con una escapada del régimen ruso soviético espectacular. No estuvo mal, muy literario todo. El día de ayer estaba como atravesado, hosco, pero con estas lecturas conseguí estabilizarlo de alguna manera. Ahora, voy a beber agua. Voy a hidratarme convenientemente. Voy a llenar mi estómago del vivificante líquido esencial. ¿Qué es el agua? Y nadie supo contestar.
jueves, 25 de septiembre de 2025
Puede surgir en la vida la conmoción de nuestras entrañas, la dura visión de nuestra alma retorciéndose en dolor. Puede el temor producirnos una parálisis de nuestra conciencia y ya no poder disfrutar de nuestro presente. Las acciones malas a las que estamos expuestos un día u otro, puede que nos agarrote la voluntad. Un fallo en la consideración de nuestras fuerzas, puede dar lugar a que no podamos saborear ni el aire que respiramos. Puede que una conjunción de seres malhadados nos muestre un camino no querido, nuestro corazón herido de falta de libertad, nuestra voluntad tirada en el camino de nuestra vida, la fe en Dios rota para siempre.
Menos que un soplo somos los seres humanos. Todo queda menos nosotros, que latimos un corazón tibio en medio de la masa viviente. Aguardamos el futuro como tontos que no saben qué les va a pasar y solo tenemos a Dios y nuestros rezos a Él para evitar la desgracia de ser humanos en el mundo. Porque Dios nos hizo débiles y volátiles como el aire. Porque no duramos en la Tierra más que la hierba o el insecto. Sin embargo, el mar perdurará y el aire y otros pájaros distintos pero iguales a los que vemos con los ojos y oímos con los oídos. Todo nos sobrevivirá y la oración es básica para ponernos a bien con un Dios que nos puede borrar de este mundo en un decir Jesús.
Todas las palabras son de arena y viento. Todas las playas convocan un aire nuevo. La luz que surgirá en octubre me llenará de ganas de reiniciar la historia de mis creaciones. La palabra me bastará para acabar la trama, el sentido de las novelas atrevidas y lúcidas. El aire libre de mi lenguaje surgirá como arma poderosa contra el tiempo de la nada. Viviré con mis personajes en ese campo de libertad creadora. Y seré, al fin, dueño del cuento y dueño de la expresión aquilatada en unos párrafos acertados como el vuelo del águila. La luz de la narración volverá a llenar los minutos de la desidia y habrá un final de la sorpresa y el esplendor.
Somos granero de la Humanidad. Todo el mundo es útil. Dios nos creó para que lo fuéramos. Por eso, no hay que considerarse nunca que sobras en la sociedad. Nos podemos llamar a engaño y pensar que hacemos un trabajo no valorizado por la gente. Pero, como dijo un médico que yo tuve, es mejor un buen barrendero que un mal abogado. Debemos saber para qué estamos en el mundo y tras saberlo, actuar como si fuéramos un engranaje más de este mundo imperfecto, sí, pero armonioso a veces, cuando día a día hacemos nuestro trabajo bien. La vida nos coloca en medio del vendaval. Nosotros debemos saber qué aire somos en ese vendaval.
miércoles, 24 de septiembre de 2025
Solo sé que hay que tener las piernas fuertes para cuando se sea viejo. El ejercicio es básico, el ejercicio diario. No sé nada de mi futuro, como todos los coetáneos con los que convivo, pero sé que mi futuro dependerá de la fuerza que tenga cuando sea viejo. La vida pasa a marchas forzadas y de pronto, eres mayor. Eres más bien viejo. Y no hay quién te ayude. Mis piernas me ayudarán. Hay gente que contrata sudamericanas para que los cuiden. Otros deciden ir a una residencia. No sé cuál será mi caso, pero intentaré vivir independientemente todo lo que pueda.
Por lo que he visto a lo largo del tiempo, saco esta conclusión: los de izquierdas quieren saber todo lo que puedan de ti pero ellos se cuidan de que tú no sepas nada de ellos. Es una clara conducta de control de las personas que tienen alrededor. También suelen ser lacerantes y burlones con aquellos que se relacionan. Los de izquierdas aman el cotilleo, el saber cosas de los demás, el encontrar el lado débil de la persona con la que están. Los de izquierdas también quieren llevar la razón siempre y acuden a consignas del gobierno sin crítica alguna y, con esas consignas, quieren ganar dialécticamente al contrario. Se enteran de cosas que a los demás nos importan un carajo. Cuentan historias absurdas, saben de aquel que ha vendido un solar y todo lo miran bajo la lupa estúpida de sus ideas de izquierda.
Han salido en la televisión una pareja de drogadictos a los que se les hacía una entrevista. La mujer estaba fumando droga. Los dos decían que querían salir de esa situación de robos para pagarse la droga. El drogadicto dice que pinchó a uno y lo mató. Cárcel, calle, hambre, droga, marginación, abandono, desesperación de ver pasar los días en el mismo agujero. El hombre decía que hoy mismo saldría de la droga si le ayudaran pero que ponían muchas trabas para darle una oportunidad. Comían mal y poco. Todo se lo lleva la maldita droga. Y nos quejamos los que tenemos techo y comida en abundancia. Las imágenes de gente así nos tenían que hacer reflexionar qué queremos y qué tenemos.
Tenemos más de lo que necesitamos, dice un paisano mío que anda por aquí, por Majadahonda. Tenemos libros que no leemos. Tenemos vicios como el fumar. Tenemos horas que no disfrutamos, que las dejamos pasar sin pena ni gloria. Tendríamos que mirarnos a nosotros mismos y pensar que esta vida se va pronto, más pronto de lo que pensamos y que deberíamos aprovechar el tiempo con pensamientos, rezos y dedicaciones virtuosas. Yo debería ponerme a acabar la novela que empecé este año. Otro debería disfrutar de sus hijos y otro más debería saber gozar de la mañana que nos da Dios. La vida no es de juguete, la vida es dura en cuanto nos descuidamos. De ahí que en los momentos buenos hay que apurarla como una copa de champán.
martes, 23 de septiembre de 2025
La soledad se va haciendo: hoy no hablo con nadie, mañana tampoco. Sales a las calles y tuerces a la derecha o a la izquierda, lo mismo da: no hay nadie cuyo rostro te diga algo. Una canción es imposible en las horas de soledad. Lees libros pero no hablas con esos que dominan la mañana, que la retuercen a su antojo hasta que diga cosas, cosas interesantes. Hoy tomo un AVE a Sevilla, mañana voy de caza. El sol da luz, pero no hace más que eso. Dibuja rostros desconocidos, los cambia por otros. Ya has andado la calle y sales a la principal y el desconocimiento de las gentes es ya mayúsculo.
Salgo descalzo a caminar caminos, la soledad se mete en mi costado. Las calles tuercen la voluntad por no saber de nadie. Me cuesta andar sin decir hola a los demás. No conozco a los que rompen la mañana. Las esquinas de los edificios nada dan, solo un aire gélido que viene de otras calles igual de solitarias. Ando con pies desnudos, con la boca también desnuda de palabras, no hablo, no digo, no comunico nada. Y se pasa la hora, se pasa la mitad del día y no sé nada de nadie, no sé quién es mi amigo, no sé de los hombres y mujeres que avanzan conmigo perfectamente calzados.
Todos disfrutamos de la vida pero también la sufrimos. Los días que pasan iguales persiguiéndose nos dan ese sabor a harina sin cocer. Los soles alumbran lo mismo para nuestros ojos. Las noches se hacen de plastilina en nuestras manos. Las horas son idénticas, son machaconas medidas por el reloj. Y así pasa el tiempo, como si no pasara, como si te hiciera el mismo regalo todos los días. No tenemos ganas de escribir siempre lo mismo y aun así, escribimos. Estamos solos en el universo, en casa y en la calle. La soledad vende entradas para ver la nada, la nada más absoluta. El cielo repetido y hosco no promete nada. Sigue azul, sigue informe e inconcluso.
lunes, 22 de septiembre de 2025
La pena se pone negra en el interior del corazón, del corazón de los que no estábamos destinados a vivir en la Tierra. Otros han hecho lo que les ha dado la gana a costa de los demás. Todos tendrán su premio, su juicio al llegar el crepúsculo. No veo más que almas muertas que no saben saludar siquiera. Los que disimulan su maldad, pronto morirán del todo frente a la vieja. Morirán enteros, morirán sin que ni un músculo de mi cara se mueva, morirán hartos de ponzoña. Los que hacen la vida difícil aquí en la Tierra, harán la vida fácil cuando mueran.
Se entrevé el mar azul, solo se entrevé. Domina en mi alma esa masa de agua que empieza donde acaba la tierra. Son trescientos kilómetros, quizás un poco más, para ver el inicio de la sal y la arena. Vibra el aire del salitre, vibra el cielo que se refleja en las anchas aguas. Los caminos están ahí para recorrerlos, para hacer de ellos una manga de alquitrán que alfombra las olas de lejos, el líquido fulgor. No estoy aquí dentro sino allí lejos, pendiente del asombro de la vida marina, de los peces y las estrellitas de mar, el mar al fondo, no solo de mi casa sino de mi deseo.
Yo no entiendo cómo se está destrozando una nación, Palestina, y las demás naciones no hacen nada por evitarlo. El genocidio está ahí, no hay que darle más vueltas. Y han pasado muchos días de bombardeos y hambrunas y las naciones no lo han impedido. La ofensiva de Israel es desproporcionada en todo. Se ve a los palestinos que ya no saben dónde huir, que les caen bombas encima y escombros que los sepultan y ninguna nación hace nada. La pobre gente que sale de Gaza no sabe qué dirección tomar. Son como conejos ante el cazador, sin escapatoria. Ojalá las naciones hagan algo.
domingo, 21 de septiembre de 2025
Dulces son las formas que ilumina el sol. Así las hojas de los álamos y los colores de los pajarillos. El día abarca muchos paisajes visibles, muchas naciones que viven todavía en paz. Pero el tambor anunciaba un mal temporal. Los que gobernaban los pueblos querían más territorio, querían vender sus productos, querían doblegar otros países. Y la paz estaba en entredicho. Europa es vieja, Europa no anda muy bien. Torciendo el cuello al cisne no se consigue nada pero se rompe tanto romanticismo barato. Las gentes son más débiles mentalmente, acostumbradas a ver el mundo por los periódicos, acostumbradas a sol y playa, acostumbradas a no hacer nada. Y la guerra continúa dando muerte.
Se aúpa la mañana en el grito callado del que despierta. A la luz del sol que inicia su recorrido, la Tierra va cansada, los terráqueos van cansados. ¿Qué es un ser humano?, preguntó lánguidamente. Y no hubo respuesta. No quería ir a por el periódico, no quería asomarse al mundo. Recorrió la batalla ya perdida antes de que empezara. Los domingos se escuchaban muy lejos, allá en las playas ya vacías, en las montañas quemadas, en los bosques que atrapaban al ruiseñor. ¿Y es esto todo lo que tienes para contar? No lo sé, no era mi intención llenar líneas de lo obvio, de lo fraseológico. Quisiera decir alguna verdad pero no me ha dado tiempo la mente para prepararla. Asistimos a un día más que parece un día menos.
sábado, 20 de septiembre de 2025
Ha habido muchos en el pueblo que mezclaban alcohol y tabaco. Mi hermano Ángel fue uno de ellos. Mi amigo "Torero", Epifanio, Félix, el conductor que trabajó para mi padre, y un largo etcétera murieron por efecto del cáncer, que en mi pueblo llaman peste. Los jóvenes de ahora en el pueblo rehúyen del tabaco porque, visto lo visto en sus padres, prefieren no catarlo. Hay una campaña en el pueblo silenciosa pero muy tajante en contra del tabaco. Lo poco que he ido al pueblo, me lo han dicho varios: déjalo. Pero no lo dejo. Vi en internet la historia de Yul Bryner: se fumó desde los doce años 5 paquetes. Saber eso me supuso una liberación. Yo no fumo tanto. Me quedé pensando que yo fumo poco. Hubo un tiempo en que fumaba todo el mundo, que estaba de moda fumar. Ahora no, ahora eres tonto si fumas. Fumar me marca el día y me quita ansiedad, por eso fumo.
Y todas aquellas personas que, a sabiendas de que sus víctimas estaban deprimidas porque su aspecto lo decía, y aún así, quisieron humillar un tanto más a esos inocentes que se llenaron de estupor porque no entendían tanta saña en una persona, a esos hijos de puta no les quedará otra en la vida que recibir el castigo por tanto dolor causado. Y no solo eso, sino que pueden seguir causándolo. Porque todavía la vida no les ha castigado. Al revés, han vivido mucho mejor todavía que antes de causar estos males en personas inocentes que se vieron atrapados en su arbitrariedad, en su puta maldad de gente desequilibrada. Si suponemos que están locos, ¿por qué no son locos como la locura que tengo yo que no me meto con nadie? Su locura tiene que ver con un ego atrofiado, con la avaricia, con sus ganas de meterse en las vidas de los demás. Un día caerá sobre ellos una maldición, un rayo de justicia y yo me alegraré.
Algunas acciones, como humillar a una persona cuando está débil de ánimo precisamente por la acción que lleva a cabo el humillador, son llamadas de hijo de puta. Si encima que le has montado al humillado una zapatiesta grande y luego le dices cosas que humillan más, no mereces otro nombre que hijo de puta. Un hijo de puta zahiere al ya quebrado por su acción con palabras que le humillan más y le confunden para siempre porque no creía el humillado que esa persona era eso, tan hijo de puta. Pero sí, estamos rodeados de esos que llaman narcisistas, que disfrutan haciendo daño innecesario después de ya haber hecho un daño. Y no los entendemos pero los llamamos hijos de puta. Es un término que sale solo, describiendo una realidad, no insultando.
Hay que hacer análisis de las cosas para aclararse las ideas. Sin análisis, no hay comprensión de lo que vives ni de lo que piensas. Al venir de la feria, me dio por pensar de mis allegados en términos imposibles por extremos. Hasta que lo escribí todo y no sé si me pasé con los exabruptos, pero así lo sentía yo. Hay gente que se merece exabruptos para mencionarlos para que la pasión se muestre. Los exabruptos ayudan a limpiar la mente de esos mismos exabruptos que andan rondando los pensamientos. Pero, después de todo, ¿no hay grupos de gente que se matarían entre ellos por las putadas que se han hecho? No hay que preocuparse excesivamente entonces pues la sangre no ha llegado al río en ningún momento. Pero había que hacer análisis.
Ayer vi una película de tres españoles que van a Biarritz a pegársela a sus mujeres. Pero hay uno que es soltero y nunca ha besado a una mujer. Pero vienen a Biarritz sus mujeres. Y se arma un pequeño lío a ver quién se la pega a quién. Al final, hay una pelea en una boîte y los llevan a los maridos a comisaría. El soltero, que es interpretado por José Luis López Vázquez, consigue una cita con la camarera del hotel, que es de Turégano y quiere montar una mercería en Segovia capital. Al final del todo, el soltero viene otra vez a Biarritz y sale corriendo de la mano de la camarera del hotel para casarse con ella. A mí me dio una tristeza grande al ver esta película, la tristeza de los solteros que no se casan. El amor sentimental de las películas me pone mal pues yo, sentimentalmente, no valgo mucho.
Ya no me acordaba de las inmundas aceras, de las farolas antiguas, de los muros de los colegios, de las esquinas de las calles ni de las verjas de las urbanizaciones. Me acordaba, con algún exabrupto, de los que me rodean. Y analicé y menté algunas cosas porque se pueden hacer bien las cosas o mal; se pueden hacer cosas malas o buenas. Se puede hacer daño o estar neutral frente a los demás. O se pueden hacer cosas malas e incomprensibles. Las fui poniendo, las cosas y me alivié un tanto pero sigo teniendo miedo a estas personas imprevisibles, locas, imperativas y desequilibradas.
viernes, 19 de septiembre de 2025
Parece mentira que las cosas hayan pasado así pero han pasado. Y la desconfianza entre unos y otros ha crecido por acciones inverosímiles pero fehacientes de una falta de rigor ético por parte de unos y de otros. Paco y yo no hemos dejado de dirigirnos a ellos educadamente a no ser algunos insultos en este blog por mi parte para desahogarme. Pero es que las cosas que han hecho son de gente rarísima, de gente sin escrúpulo alguno, de gente que pone por delante el dinero y las propiedades que la confianza que se ha puesto en ellos. Y así, ya se sabe a estas alturas que no se puede fiar uno de ninguno de ellos con alguna excepción. Es una pena pero ya se han roto todos los vínculos entre ellos y nosotros.
La psicología de estos dos toca pelotas es muy rara. Mi hermano y yo la hemos calificado de narcisista pero es que no llegan ni a niños de teta, las ocurrencias que tienen. Dan una cal y veinte de arena. Son gente extraña que planea cosas en la sombra, como lo del abogado, y luego te meten en el lío sin que te des cuenta. Por eso, cuando haya pasado todo, los evitaré para siempre porque no hacen más que daños. Robaron en mi casa, robaron las llaves de nuestra casa. Los he aguantado por respeto a mi padre y en cuanto este falte, no los volveré a ver en mi vida.
La psicología de esta persona es extrañísima. La última acción que se le recuerda fuera de todo sentido es andar deprisa para que mi padre se cansara detrás de ella. Luego se disculpa sin pedirle nadie disculpas. A mi madre la tuvieron una madrugada entera en un ay después de oír la recomendación de las médicas. Son dos, no solo esta extrañísima persona con una psicología de víctima/ejecutora. A Paco y a mí nos robaron las llaves de nuestro piso y entraron en él a robar. Se pierde la confianza. Pero no solo eso: cunde como la masa de harina la desconfianza ante este ser que, guiado por otro ser come mierda, hace cosas inverosímiles, difíciles de entender por una persona normal. Ya digo, la psicología de estos dos toca pollas es rarísima y hay que estar con ellos con mucho cuidado de que no te la armen una y otra vez.
Yo creo que todo ha partido de un perro sarnoso come mierda que le ha dicho a una perra sarnosa come mierda también, oye, haz esto o haz lo otro. Y aquí los tienes a los dos metiéndose siempre donde no les llaman. Y luego yo los llamo hijos de la gran puta en un papel que se preocuparon de robarme. Y se pierde la confianza. Y crees que volverán a meterse donde no les llaman. Y así. Nos robaron las llaves. Nos robaron en casa. Fotocopiaron mi solicitud mientras me decía la perra sarnosa: tenías que pagar la gasolina de venir aquí. Son delincuentes, son dos personas peligrosas que están como regaderas. Trataré de evitarlas cuando todo esté ya hecho.
Cuando se pierde la confianza en las personas, se pierde todo. Cuando una persona se ha metido en tu vida vilmente y encima, no conforme con eso, te humilla, ya no es la misma persona de antes. Hay un después amargo que se va destilando con el tiempo y ya no dejas de ver a esa persona como un enemigo que te la puede liar otra vez. Ya no son de fiar esas personas, piensas ya de ellos que buscarán otro momento para hacerte daño cuando tú estés más solo o débil porque son así, unos hijos de puta asquerosos. Y estás alerta y no quieres ya saber nada de ellos porque se ha roto el vínculo con ellos y sabes que si se vuelven a meter en tu vida es para hacerte daño.
jueves, 18 de septiembre de 2025
Cuando voy por Madrid y también aquí en Majadahonda, me fijo en los enfermos mentales: cabizbajos, tristes, deprimidos, en su mundo interior lleno de nieblas y oscuridades. Luego, yo me miro y veo que gozo de una salud mental mayor que los compradores compulsivos, que los adictos a todo tipo de sustancias y hábitos, que mucha gente que se cree el no va más porque lleva puesto no sé qué camisa exclusiva. En la asociación de enfermos mentales había una chica que compraba y compraba cosas que no le hacían falta. Se crio en el Barrio de Salamanca. El deseo del lujo estaba en ella. Pero pidió a la Comunidad de Madrid que la tutelara: le pusieron un psicólogo y le limitaron el uso de su dinero. Y está bien. Yo no tengo problemas de dinero pero sí familiares que no me hacen ni caso. A lo mejor, Paco y yo, andando el tiempo, pediremos que nos tutele la comunidad de Madrid.
Pocas muestras de cariño, arrinconamiento, olvido. Esta es mi experiencia. Cuando Paco y yo estemos viejos para morirnos, sí que creo que nos visitarán y se harán los amistosos. Cuando muera mi padre, sí que vamos a estar solos Paco y yo. Recuerdo que cuando Paco se ponía malo, llamaban mi hermana y mi sobrino a su teléfono y lo querían arreglar todo sin moverse de casa. Yo, que estaba con Paco en casa, veía cómo mi hermano se enfurecía tras esas llamadas y se ponía peor. Ahora los tiene bloqueados. Mucho mejor. Para esas ayudas, mejor el silencio. Otra cosa es la tónica de esta familia: medio regañados todos por rencillas estúpidas y nadie llama a ver qué tal estamos. Yo los veo de casualidad a todos, como si fueran meros transeúntes.
A los enfermos mentales no se les hace mucho caso. Los psiquiatras están diez minutos contigo, a lo sumo, cuarto de hora y a correr. Te citan para dentro de dos meses o tres. La gente se cree que estamos bien porque nos tomamos nuestras pastillas y no nos comportamos violentamente con nadie. La familia, cuando algún enfermo mental sale de la planta de psiquiatría ni le ve. Se cree la gente que es hasta divertido esto de ser enfermo mental. Es más bien asqueroso. Y si hacemos algún daño es a nosotros mismos cayendo en depresiones u obsesiones o algún ideario extraño. Pero no nos viene a ver ni nuestra familia, ya digo. Con que lo van a hacer otros. Paco y yo estamos solos, olvidados, desasistidos por la administración médica y por los allegados.
Se me hace duro escribir hoy aquí, pero vamos a intentarlo. He salido a dar un paseo y me he encontrado con un amigo peruano licenciado en Historia que ha estado de crucero por el Mediterráneo. Ha visto el Partenón y las ciudades croatas. Yo, este verano, me he tenido que conformar con las calles majariegas. Las calles majariegas son de ir al supermercado y venir de él todo el rato. E ir al Rodilla y al Sanuz. La vida no da respiro al enfermo mental. El enfermo mental todo lo teme: yo le temo a la manía o a la depresión. Me da miedo salir de mi casa, de mi ciudad, de una rutina impuesta. Los enfermos mentales no contamos con una asesoramiento, con un plan de trabajo, con ayuda, en suma.
miércoles, 17 de septiembre de 2025
Yo no escribo en este blog sobre una camisa azul de la marca tal que se vende en no sé qué tienda o servicio de paquetería a domicilio. Yo no me compro una bicicleta porque para mí, los días de bicicleta ya pasaron. Yo escribo aquí del comportamiento humano, de lo que Dios a lo mejor nos quiere, de lo que va con la edad y no de quimeras absurdas que se adquieren con dinero. Yo sé que pertenezco a la clase social más amplia de España. Y no debo descuidarme para caer en la clase social que está debajo de mi estamento. Yo sé que no debo malgastar mi dinero. Mi dinero salvaguardará días que no conozco todavía pero sé que yo un día seré dependiente. Mi dinero es mi dinero. Lo he ganado con el esfuerzo de 20 años en la educación y de tomar pastillas y de aguantarme mis depresiones. Mi dinero será útil. Por eso lo ahorro.
Son las 12:00. Dentro de una hora, me voy a comer con mi padre y mi hermano. Las calles estarán bulliciosas esta mañana. Los hijos de Dios hacen compras, cuidan de sus niños, trabajan, ven de acá para allá con un trajín propio de seres humanos queridos por el Creador. El Señor es misericordioso, lo perdona todo porque somos su pueblo. La política no suele facilitar nada a los gobernados, más bien, crea una serie de intereses que la hagan permanecer en el poder. La política no es amorosa, es utilitaria, es inmanente, no se alza sobre las circunstancias, se vale de ellas, de las circunstancias para seguir mandando. Al poder político le interesa poco la vivienda, el trabajo y la seguridad ciudadana. La política se consume a sí misma, la política sirve al que manda, no al mandado.
No sé si esto del blog lo voy a seguir haciendo cuando yo sea viejo. Las residencias tienen ordenadores para los viejos intelectuales. Yo no voy a estar en una residencia cortando cartulinas y jugando al dominó. Yo seguiré leyendo y escribiendo hasta que me muera si no me falla la vista. En una residencia donde está metida una tía mía, hay una biblioteca bastante amplia. Las residencias tendrán acceso a internet, supongo. Yo tengo un escrito sobre unos viejos en una residencia y les doy mucha libertad a mis personajes. Si yo ingresara en una residencia, tendría libertad para pasear con Paco, mi hermano, por la calles donde está esa residencia. Y si no, pues escribiría blogs de estos hasta hartarme.
Pienso en mi vejez, por eso ahorro. Para poder pagarme una buena residencia que vale un dineral. Yo no me gasto todo lo que tengo y luego miro la cuenta corriente y no hay nada. Hay que ahorrar porque no sabemos nada del futuro. El futuro cada vez es más incierto. Paco y yo estaremos solos frente al futuro. No nos asistirá nadie. Los sobrinos no son familia verdadera. He oído que la Comunidad de Madrid hace visitas para los ancianos por las residencias antes de ser dependientes para que puedan elegir. Yo hago deporte (andar) todos los días que puedo para tener las piernas fuertes. Mi padre es un ejemplo a seguir. Cuando dependa de los demás, iré a una residencia donde espero que me traten bien por mi dinero y por lo que soy.
Hay que convivir con el pobre lo mismo que con el rico pero la clase media a la que pertenezco tiene la ventaja de saber bien dónde está su medida de las cosas. Los que imitan a los ricos, ya saben que parte de su riqueza irá a cosas superfluas que un día le privarán de lo necesario o le hará tener que trabajar más de la cuenta para soportar su tren de vida, para emular al que tiene mucho. Otra clase de personas nos ponemos una camiseta de 15 euros en verano y un abrigo de otros inviernos para pasar bajo el frío de diciembre. No nos preocupamos los que sabemos a qué clase pertenecemos de ir engolados y emperejilados a todos los sitios. No sabemos qué es el lujo en el vestir y sabemos ahorrar. Yo digo si el consumismo compulsivo es una enfermedad o un modo de vida.
Ante unos comportamientos extraños o no propios de la edad, nos sorprendemos y decimos que esas personas que actúan como si tuvieran 10 años menos no sientan la cabeza nunca. Nunca la han sentado ni la sentarán. Se creen que la vida es un sarao continuo, que siempre han de hacer su voluntad aunque vayan contra unas normas no escritas pero que todo el mundo conoce. Hacen extravagancias propias de chiquillos que no saben muy bien que han crecido lo suficiente para no hacerlas. Han vivido siempre derrochando el tiempo y el dinero, un dinero que quizás no era del todo suyo, no han aprovechado las oportunidades que les han dado. La vida se les va en francachelas y gastos superfluos. Como sigan gastando lo innecesario, algún día llorarán por lo necesario.
Yo me meto aquí mucho con los que gastan. La verdad es que todos gastamos pero unos más que otros. Hay gente que no entiende el ahorro y sí la exclusividad de llevar una camisa de marca. Y se gastan un dineral en ir como iría un famoso o un rico de verdad. Porque los que gastan siendo pobres no saben muy bien lo que hacen. Cada uno pertenece a una clase social, eso no lo remedia nadie, pero intentar asemejarse a una clase social más alta por medio del ropaje es de insensatos. Yo creo que los consumistas compulsivos tienen siempre un problema con el dinero, les quema en las manos y lo tienen que gastar casi al instante de ganarlo. Compran sin ningún sentido pues ya tienen de todo. Me los imagino tirando ropa porque se ha pasado de moda o porque tienen una manchita o porque desean comprar otra camisa que sustituya a otra camisa. En fin, una cosa de locos.
martes, 16 de septiembre de 2025
Me gustaría pasar una semana en plena naturaleza. Solo oír el canto de los pájaros entre los afilados alfileres de los pinos, oír el sonido del viento a través de las rocas, ver el culmen de una montaña todos los días de esa semana. Y se acabarían pronto esos siete días, serían como un regalo del tiempo para estar siempre con lo mismo aquí en la ciudad. Pongamos que esa semana sería un combustible de tranquilidad y armonía en el que solo miraría qué pasa en un bosque, qué no pasa por mí en estos días convulsos del mundo: Palestina, Ucrania, Polonia. Me olvidaría de mirar las noticias del desasosiego, de ver gente problemática, de ser yo y la naturaleza mirándonos.
Ante los crímenes de un país contra otro en los que muere gente inocente, está bien que haya una respuesta, una protesta, un hacer algo. Pero que sea de forma pacífica y que no afecte a un tercero. Estos días seguro que habrá muchas manifestaciones para el orgullo de todos los cargos del gobierno de España y el líder supremo Sánchez ha sabido subirse al carro propalestino. Le ha venido muy bien liderar esta bandera de Palestina. Ha ganado enteros, la gente le ve bien, la gente ve que lidera una protesta mundial por Palestina. Pero Sánchez, ¿no actúa egoístamente?, ¿no se sube a este carro para que se olvide la gente de sus corrupciones? De todo hay pero también hay un oportunismo electoral muy grande.
Creo que fue Mao el que dijo que la muerte de una persona es un asesinato mientras que la muerte de un millón de personas es una estadística. Así se excusaba un líder de la izquierda. Hay otros líderes que también se excusan en intereses maquiavélicos para tapar sus crímenes. Esta vez, en Palestina, la excusa es la liquidación de Hamás. Pero está muriendo mucha gente inocente. Sánchez hace campaña con este genocidio. Otros países se suman. ¿Acabarán con el genocidio? No se sabe. El objetivo es tomar la capital de Gaza y la tomarán y pondrán un gobierno sin Hamás, que había ganado por mayoría absoluta a través de su brazo político. Es como si en España gobernara HB o Bildu. Hamás, para mí no son milicias, como dice El País, sino un grupo terrorista que ha cometido crímenes como asesinatos y torturas. O sea, que todo esto va de gente mala, malísima. Israel ha tenido su 11S. Pero la consecuencia de ese 11S israelí es descabellada.
Ayer Sánchez dijo otra mentira: la manifestación en Madrid fue "pacífica". Con mentiras y manipulaciones y aprovechando cualquier causa para tapar sus propias causas, Sánchez va avanzando. Dicen que ya son muchos países en los que se manifiestan propalestinos. Lo que pasó el domingo en la Vuelta a España parece haber tenido eco. Yo creo que sí es un genocidio lo que se está haciendo con Palestina pero yo siempre recuerdo la figura de Gandhi, mi héroe de la fuerza pasiva. No debe haber violencia en una manifestación, eso la desacredita a mis ojos y a los ojos de la gente pacífica. Pero bueno, así fue la revuelta, la protesta en contra de Israel. Ya están tomando la capital de Gaza las fuerzas militares israelíes. Por un lado, ya era hora que los que están en contra del genocidio se les hiciera ver.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Cuestiono mi sistema de vida: tantas pastillas. Y me voy a la calle: los hay peores: sin pastillas y adictos a toda una variedad de mierda psicoactiva. En fin. He comido panceta y un café con leche y me he acostado pero no me he dormido. Había que estar vivo aun en las ocasiones de ausentarme un poco de la vida. Me canso de ser yo mismo que no anda, que no va a la playa, que no surge de sus cenizas. Estoy un tanto depre, qué le vamos a hacer. Mi pelea es conmigo mismo, dulce pelea de darme cuenta de que valgo, que soy mucho mejor que esos que visten muy bien y luego no saben nada de lo que aprendieron. En fin. La gente anda de acá para allá y al final, no hace gran cosa.
Las aceras sufren ese extraño engaño de la existencia. Dormir sería una solución intermedia entre quitarse de en medio y volver a encontrarte vivo. Tomo pastillas para no soñar, para dormir, para sentirme bajo de tono, para calmar mis deseos. Se lo montan muy bien los psiquiatras para no tener problemas con los pacientes. Me tienen atontado y flojo, sin deseo sexual ni moral. La moral no sube, la moral está baja con tanto Xeplion, Plenur, Tranxilium y Zyprexa. Pero da igual. Hoy voy a pasármelo bien contándome chistes a mí mismo, de memoria, de mente. Mi horizonte es muy declinante, todo va llano y feo como una autovía en medio de la nada.
Ayer, ronda de cubatas Ballantains coca. Yo, solo coca. Se habló de las fiestas y del caso Negreira. No me entono. Me piro. Tardamos en dormirnos por lo de la pierna inquieta. Por la ventana a estas horas dela tarde, surge una tranquilidad fuerte. No se oye voz humana ninguna. Si se oyera a los árboles seguro que pedían que lloviera. Otra temporada de sequía por el centro de la península. Y van muchas. Viene un moscón que suena y sueña con el aire dulce de las urbanizaciones. Land of plenty. Tierra de abundancia con guerra al fondo. Es triste no saber dónde ir ni qué hacer. Haremos lo posible por desterrar esta estado de mi mente.
Me tiendo, intento dormirme pero no puedo. Hace una claridad muy irritante que trae el sol este de septiembre. Quiero ir a la tarde a sentarme en un banco y beber una cerveza. Quiero que venga Paco conmigo. La llanura de la mente aun no la he alcanzado, hay una cumbre que subir todavía. En el recóndito cuadro de césped y álamos se respira una calma transitoria. El concierto de las estrellas no se ve en la ciudad, no se oye tampoco el sonido celestial que producen. Las manos se ciñen a un sueño que no llega nunca, pero seguiré leyendo, escribiendo, viviendo.
domingo, 14 de septiembre de 2025
No tengo ganas de fregar el suelo, ni de ducharme, ni de leer, ni de salir a la calle. Por la ventana viene un olor a hojas de los árboles, a césped, un olor a naturaleza verde. Se oyen conversaciones de sudamericanos, se oyen gentes extranjeras, se oyen acentos de ultramar. España es rica aunque esté todo más caro. Para estas gentes que vienen de fuera, España es una garantía de progreso si trabajan duro. De hecho, a los que veo yo con los pantalones de trabajo son a los sudamericanos. Son gente sencilla que se tapa el pecho con una camiseta sin grandes alharacas ni aparento. Los sudamericanos mandan grandes remesas de dinero a su familia y todos, los que están aquí y los que están allá, prosperan y se hacen un casa rica. Y ya digo, no aparentan riqueza alguna en el vestir.
Las rosas exhalan su olor gratuitamente y es bonito que entre ese olor por tus narices y lo disfrutes. El campo está ahí con sus caminos para que los andes, también para que los disfrutes gratuitamente. Los pinos dan su sombra de balde, no cobran, y su olor a resina y a pinabete es muy profundo. Pero la gente se mueve en otra onda, quiere emular a la grandeza de la Tierra y gastar. No se llevarán nada de todo lo que han adquirido con tanto esfuerzo. Porque estos que emulan a la grandeza, deben trabajar para costearse su tren de vida. No hay otra forma para ellos de ganar dinero que trabajar. Les puede tocar la lotería pero no. Yo he bregado con adolescentes durante 20 años. Ya he escrito aquí y en otros sitios de la dureza de vida del interino en educación. Me han dado una pensión, pero gasto poco, el dinero es muy necesario ahorrado en el banco.
A sus cuarenta años ya había fundido una fortuna. Entre visitas a tiendas de ropa exclusivas y a otros establecimientos exclusivos, en los que una camisa valía doscientos pavos, no se cortaba este tipo de aparentar riqueza en sus ropajes. Si iba a correr por el campo, llevaba un pantalón corto de cien pavos, una camiseta de otros doscientos pavos y unas zapatillas de trescientos. Casi nada. No sé qué dispositivo psicológico le hacía derrochar a este tipo como si fuera rico. A lo mejor se creyó todo el tiempo que era el favorito de la casa y así, se creía en la obligación de vestir caro siempre. Sus padres le adoraban y también gastaban todo lo que tenían en vestir caro, así que sus padres llevaban también ese ritmo de vida tan rimbombante. Cuando miraban la cuenta en el banco, se sorprendían de lo poco que había a fin de mes y no se daban cuenta de que visitaban muchas tiendas exclusivas entre semana.
El estúpido del notario insinuó que al testamentario le quedaban pocos años de vida pero no pensó que se podría morir él antes que el anciano que tenía delante, como ocurrió. Hubo que sustituir al notario por otro y así, siguieron las diligencias cuando murió el abuelo. Y todo era la división por cuatro de todo lo heredado, al formarse la familia por cuatro hermanos. Parecería que salían ganando los dos hermanos que vivían juntos y salían perdiendo los dos huérfanos de padre del hermano difunto. Pero así estaba establecida la herencia. Podría haber eso que llaman quitas o mejoras para los que no salían tan beneficiados pero no se sabía bien. La realidad es que la herencia estaba dividida en cuatro partes.
La Seguridad Social es un inmenso complejo de aportes y dividendos al final de una vida trabajada. Si te mueres nada más jubilarte, has aportado para otros, no para ti. Pero queda la pensión de viudedad. Y de orfandad. Siempre queda algo, digamos. Las herencias son formas de adquirir dinero como si fuera un regalo, sin comerlo ni olerlo. Y así es la herencia como el esfuerzo que ha hecho el muerto a lo largo de su vida para conseguir su patrimonio. Y hay herencias que rompen familias y hay herencias ordenadas porque el fallecido escribió un testamento donde lo dejó todo escrito. Y hay quién hereda una casa o una finca porque así lo quiso el fallecido. Y ante eso, poco debe discutirse porque a la decisión de ceder la casa le sigue la ley de la voluntad del fallecido.
Pusieron en sus manos pan de amor. Y lo tomó y fue más feliz que antes de aquella desgracia que cayó sobre su casa. Y olvidó la muerte y la tristeza de ser pobre. Olvidó la amenaza de que todo saliera mal al final de sus días. Comió del pan hecho de trigo molido, hecho del amor a las cosas y a las gentes y no le fue mal, todo recobró una dichosa armonía para siempre. Sabía que de viejo no le iban a llamar tonto y no le mandarían a pasar sus días a la casa del engaño. Pasaron los años sumidos en un plan de amor de los días y los que paseaban y los que saludaban atentos por las mañanas. Y todo era pan y todo era amor hasta el final de sus días.
A falta de originalidad, voy a contar qué hice ayer. Ayer me levanté y salí a dar un paseo por la calle de siempre. Tomé un café en el bar de siempre. Vi a una chica y me invitó a una cerveza. Hablamos de cosas psicológicas, como hablar solo y estar solo. Y yo estuve con ella un tanto tenso. Luego vine a casa y escribí blogs. Comimos tallarines de los que hice el jueves. Me tumbé y logré dormirme. Fui a poner una cura a mi padre por lo del melanoma en la cabeza. Fui andando a Las Rozas y volví andando. Cené y fui a la calle a ver la fiesta. Había mucha gente en la calle. A eso de las 10:00, me volví a casa. Vi a una chica vestida de cuero que no parecía de este planeta.
sábado, 13 de septiembre de 2025
El que no asienta la cabeza, se da con ella en la realidad de la vida. Y la realidad de la vida no es muy amable que digamos. Llega una edad en que ya no podemos jugar al fútbol, pero podemos andar unos kilómetros. Llega una edad en que no valemos para las fiestas y tenemos que renunciar a ellas y la fiesta está en casa y la fiesta cede el paso a la tranquilidad del hogar, a los libros y a dedicar tiempo a los nuestros. El que no asienta la cabeza nos parece raro, nos parece que, en vez de tener unos años cumplidos, tiene tonterías que no comprendemos. Hay una edad para todo, hay una edad para decir que no a ciertos caprichos. Hay una edad, en suma.
La Biblia tiene en sí el Pentateuco, que son cinco libros sobre los inicios del mundo. Luego tiene libros de profetas y tiene también el libro de la sabiduría, los salmos y el Nuevo Testamento. La gente lee la Biblia aunque no lo diga. Hay en ella cierto alivio contra la cruel vida que llevamos. No se libra nadie de sufrir males. Y los males del mundo nos recortan en el universo como las tijeras recortan una cartulina. Somos recortes de nuestras desgracias. Somos papelitos esbozados por la amargura de vivir. Leer la Biblia te indica que toda la Humanidad no ha dejado de sufrir, de dar cabezazos contra la realidad, de sufrir los males que sufrió Job. Solo los inconscientes rechazarían las enseñanzas de la Biblia, que es, en cierto modo, un manual de supervivencia anímica o espiritual.
Uno de los libros que más me ha gustado leer ha sido "Ébano", de un polaco de difícil apellido. Es magistral cómo cuenta las cosas ese hombre en ese libro. Va de África. El mundo africano que él vio estaba sumido en el caos y la inacción: no parecía trabajar nadie. Hacía un calor mortífero todo el rato. Las aventuras dependían de que no se rompiera el motor del coche. La vida andaba muy barata, valía poco en ese continente. Me gustó ver otro mundo dentro del nuestro, del land of plenty que llaman los anglosajones. África habrá evolucionado después de la publicación de "Ébano". Ese escritor ha muerto. Recibió el princesa de Asturias. Estamos hartos de todo, tenemos más de lo que necesitamos y también estamos tristes, amargados por tener un poco más. Si leyeras ese libro, pensarías de otro modo. África es o era una lección contra el estado de bienestar.
Hubo una época en la que yo me preocupé sobre la soledad. E hice un pequeño estudio sobre ella. No muy amplio, de lo que saqué de las páginas web (antes de las redes sociales todo estaba en webs) y me salieron unas 30 páginas más o menos. La soledad no querida genera una sustancia que obtura la circulación de la sangre. La adrenalina. Cuando uno está solo, toda cosa que hace le supone un estrés añadido. La soledad es un mal de nuestro tiempo, aunque parece que podemos tener un amigo en Málaga, un amigo virtual. La vida de los solitarios conduce a ideas negativas, negras, de desaparición. La soledad implica aguantarla o sufrir. Los que la aguantan, pueden vivir tan felices como los que están rodeados de gente. En Inglaterra han creado el ministerio de la soledad. No tener con quién hablar de tu libro crea frustración y soledad intelectual, interna, soledad del diferente.
Una mujer muy del pueblo empezaba a quedarse sola. No se casó nunca, nunca tuvo hijos. Tenía ciertos familiares y amigos de los que no sabía gran cosa. La soledad empezaba a hacerle mella hasta el punto de hablar sola. Por el pueblo la veían haciéndose preguntas y contestándose a sí misma. Nadie pensó en llevarla a un médico, ni su familia ni sus amistades. Los veranos eran muy largos para ella. Los inviernos se acostaba muy pronto porque encontraba refugio en las mantas. Un día salió a la calle y la vio tan inhóspita y llena de desconocidos que pensó que ese día era el primero y último día de su existencia. Y regresó a casa con una sensación muy triste. Se metió en la cama y estuvo un mes en casa sin salir. Y, al salir, ya no volvió a ser la misma: rejuveneció por dentro, se valoró y dejó de hablar sola. Se había encontrado con su soledad y la abrazaba con ganas.
Habrá por los pueblos jóvenes que escriban después de haber leído mucho en la biblioteca de su pueblo. Han leído a Zola, a Balzac y a los escritores actuales. Han tomado notas para una novela que han escrito y que sitúan en un desierto o en Estambul. Los personajes son de aventura, de un sentimiento herido, de los que escapan a un ambiente gris. Estos escritores aficionados rellenan muchas hojas, emborronan muchos folios blancos, los llenan de acontecimientos literarios, palabreros. Y un día, pasan el día entero en Madrid con sus quimeras por las calles y sueñan con la fama, con triunfar en el mundo de las letras. Y el sueño se agota en su propia cabeza. Y no triunfan. Se hacen auxiliares administrativos y se echan un novio o una novia. Se casan. Y guardan en el recuerdo esos días que escribían por las tardes.
Cela, premio Nobel de literatura, Delibes, Torrente Ballester, etcétera, fueron nombres que sonaron en su día y que hoy en día están olvidados. ¿Quién quiere leer "La colmena", ¿quién quiere leer "El camino"? Unos libros de introspección de un grupo de personajes o de análisis psicológico de un niño. No pasa nada en esos libros. Son solo la visión del escritor de un alma inquieta o tierna. Con el libro de "Los santos inocentes" todo el mundo se quedó con aquello de "milana bonita", no con la denuncia social que conlleva. Estos escritores estaban en boca de todos durante su vida. Luego, después de muertos, triunfa en la novela el misterio y el crimen. La literatura ha dado un vuelco tremendo porque ya no se tiene en cuenta el estilo narrativo, sino simplemente lo que se cuenta. Los términos cultos ya no valen, hay un estilo de telegrama en las novelas. Todo se pierde.
La originalidad del día surge en estas líneas. Sin ellas, el día sería igual a otro que pasó o que vendrá. Por las calles de Madrid la gente camina despacio, tan despacio como una voluntad tranquila puede caminar. Son tiempos de guerra. Pero da igual. Somos parte del oeste de Europa, muy del oeste. Pero las amenazas del dictador de Rusia nos atañen, nos dicen que ese tipo está loco, quiere la guerra en todos los sitios del mundo. Va a desangrar su patria en usar todos los misiles que tenía almacenados para dar miedo. Es un tipo enormemente desequilibrado. Se cree que la guerra es la solución para que su patria triunfe. Hay otros caminos que este hombre no ve. Hay una pulsión de muerte en este hombre. Ojalá no se líe la cosa de modo irreversible y nos vayamos todos a hacer puñetas.
El tambor anuncia un mal temporal. Y no nos deja vivir en paz. Los enviados a la muerte resuenan en Europa. Hay líderes del abuso y la provocación bélica. Mal asunto para las economías. Mal asunto para el apaciguamiento de las relaciones entre naciones. Muerte de los misiles, de los drones. Un dictador asesino quiere resaltar su figura de padre de la patria a costa de más conflicto. Vamos mal. No es lo que necesita el mundo. Dios quiere personas sobrias, justas y religiosas, no soberbios de última hora. La paz está muy lejos, muy lejos y el futuro está hipotecado por un antiguo agente de la policía represora de la antigua URSS. Nada parece contener a este imbécil del odio hijo de la guerra.
He tenido un par de días que he estado sufriendo un bache, un revés, un agujero. Hoy veo las cosas de otra manera. La tristeza ha dejado paso a la normalidad del pensamiento. Las aceras son besadas por las suelas de los zapatos, las farolas hace tiempo que no lucen, es ya muy de mañana, he dormido bien. Me esperan días iguales como sombras del asombro. No haré excesos de reír. No haré excesos musicales contra el viento. No pecaré del pasármelo bien, de beber y fumar y sin parar de carcajearme bajo la luna. Los ciclistas se visten de ciclistas y van con la bicicleta a no sé dónde. La vida pasa por mí como podría pasar por el aire. Nada me inquieta y todo me estremece. Otro día más. Otro patrón de la quietud.
viernes, 12 de septiembre de 2025
La caja estaba vacía, escondida tras los libros, olvidada. Allí estaba la esperanza de que los dirigentes no odiaran al resto de la población. Pero pudo más su alianza con el partido y hubo desamor y odio. Desde todos los sitios se atacaba al gobierno. Las hojas de las acacias, tan finas, notaron ese anhelo de despreciar. Las aceras inverosímiles agitaron sus baldosas de cemento. No se podía andar sin hacer daño a alguien. Había la xenofobia, la homofobia y otras fobias que convertían a la población en puro odio. Y ellos se compraban buenos pisos en plena crisis de la vivienda y llevaban a sus hijos a colegios de pago.
Tengo que entretenerme casi a la fuerza. Estás mirando las nubes, la ciudad aquella que rompe sus casas frente al mar. Es un vivir de sabios no hablar mucho, tener pocos amigos, andar por andar y mover el corazón. Alzaron la copa y brindaron por esta España desgarrada, España de pocos amigos, España triste siempre por el cabreo que suscitan sus políticos. Luego, pasaron a echar la siesta. Al despertar vieron el mismo cielo, la ciudad que descargaba en la playa y un deseo de calumniar a Dios. Pero no todo valía. Y un rayo de la tormenta creada partió a uno de ellos por la mitad. Hubo óbito y aceitunas. Y todos se retiraron a sus casas de donde no deberían haber salido.
jueves, 11 de septiembre de 2025
Mi enfermedad es sinusoidal. Tan pronto estoy triste como alegre. Pongo música, paseo por la casa a ver si me quito de encima esta desagradable sensación de estar triste. Y lo consigo un poco. Entonces, escribo. De la radio a mi corazón hay un paso nada más. He de retorcer el cuello al cisne cuanto antes. La vida son tramos de emociones que hay que sufrir o disfrutar. Ayer estuve paseando por un pueblo y las acacias de las aceras lloraban a mi lado. Mi hermano estuvo de aliado de las emociones buenas. El paseo se acabó. Pensé por la noche en ordenar un tanto mi vida. Las luces de las farolas que veía desde mi cama se extendían por mi frente. Hoy me he levantado y no tenía ánimo. La mañana ha sido muy grande para mí hoy. La mañana me ha tapado el corazón con el telón de un final dramático. Menos mal que he puesto la radio y el pasillo estaba ahí.
A ver si me da la imaginación para perderme en un arroyuelo de palabras significativas. Salgo a la calle porque aún es pronto. Doy unos pasos no muy largos. Veo gente anónima, gente que no me dice nada ni me saluda siquiera. Echo una perra al alto. Si sale cruz, me siento en un banco y fumo. Si sale cara, sigo caminando otro ratito más. Sale cruz. Me siento, fumo y observo. Las carnes se mueven, las carnes sujetan el cielo y la tierra y el sol. El ser humano es el ser preferido de Dios, Él sabrá por qué. En la acera pasa el viejo, la jovencita y el pecado. No nos dejes caer en tentación. La mañana se incrusta en el corazoncito del solitario, casi hace daño, casi penetra el desasosiego de no tener con quién hablar. Una novela muy mala podría ser mi vida. Las películas del mundo entero no pueden con la sensación de estar perdido en las horas primeras.
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Lo único que me consuela de estar pendiente de médicos y jeringuillas es fumar. Fumar me ausenta de todas esas obligaciones médicas, de todo ese llevar mi cuerpo a que me lo traten. Fumar me marca un tiempo, me evade por unos minutos de dónde estoy y por qué estoy allí o aquí. Fumar me incita a escribir, me incita a poner orden en la mesa donde escribo, a seguir una narración y no dejarla incompleta. Fumar me marca el diálogo con los demás, me quita un poco del aburrimiento, me aleja de la rutina de los días. Fumar me ayuda a concentrarme, me mete en el día, en la gente, en la novela que escribo.
Escritores que escriben un libro y luego dan conferencias sobre ese libro hay a porrillo. Se monta en la Casa de Cultura del lugar una mesa con tres o cuatro sillas y sus correspondientes micrófonos y a esperar a la audiencia. Libre hasta completar aforo. Y resulta que van diez y uno se ausenta en medio de la conferencia porque no aguanta más rollo. Supongamos que el libro va de la posguerra española. El escritor que habla, habla siempre de lo mismo en cada conferencia para no cometer muchos errores. Habla mucho del feminismo. Habla mucho de la crueldad del dictador. Pero consigue aburrir a todo el mundo en poco tiempo. Y la gente se larga a tomar un gin lemon al bar de siempre y no dice que ha estado en una conferencia no le vayan a catalogar de mariquita o cultitonto.
Tenía una idea yo sobre este verano y sobre nosotros dos: que si no nos hemos distraído en ir a ningún sitio y no hemos ido a ninguna fiesta, podríamos sufrir una depresión cualquiera de los dos. Hemos llevado una vida tranquila estos dos meses de verano pero, ya digo, sin divertimento alguno. Era una idea que se me metía en la cabeza y no me dejaba tranquilo. Pero luego se pasó. Ha habido mucha gente que no se ha ido de vacaciones y no les pasa nada. Pero habría que pensar que Paco y yo somos enfermos mentales y tanto tedio acumulado podría hacer de las suyas. No sé. Solo era una idea que me anduvo rondando por la cabeza.
Como no sé de qué escribir, escribiré de mi vida como enfermo mental: me tomo mis pastillas todos los días. Siete pastillas diarias. Me pongo una inyección al mes. Veo al psiquiatra una vez cada dos meses. Me hago una analítica cada dos meses. Estoy totalmente medicalizado. Todas estas citas suponen 3 visitas al hospital o al ambulatorio mensuales. A veces no tiene uno ganas de ir a ningún lado pero no he dejado de ir a mis citas médicas nunca. No he dejado nunca de tomarme las pastillas aun estando deprimido o con manía. Y así, parezco alguien normal a los demás pero mi normalidad cuesta todo eso que he apuntado.
Estoy intentando escribir algo pero no sé el qué. No sé si hablar de algún libro de los que he leído últimamente o de los que estoy leyendo ahora. No sé si hablar del tiempo, que está nublado. No sé si hablar de la sociedad, ese ente del que todos hablan y otros lo sufren. Yo no suelo pensar en la sociedad porque no sé siquiera lo que es. He estado viendo en Youtube una entrevista a Miguel Delibes. Habla con precisión ese escritor, no se anda por las ramas. He leído muchas obras de él. Creo que está este escritor y sus novelas en el más puro olvido. No hizo universal este narrador a ninguno de sus personajes. Es una lástima pues creo que Delibes escribía muy bien. El Nini, el niño protagonista de "Las ratas" me cayó muy bien cuando lo leí. Es una pena que nadie se acuerde de Delibes. Bueno. En España, nadie se acuerda de nadie cuando muere. Lo archivan en una lápida y adiós muy buenas.
martes, 9 de septiembre de 2025
Estoy escribiendo un libro de uno que se obsesiona con la falta de insectos que hay en la Tierra. Por lo menos, se obsesiona por los pocos insectos que ve allá donde va. No ve saltamontes y eso le preocupa hondamente. Va al parque y mira al suelo y se lleva una fuerte decepción. Lee libros modernos sobre la extinción de especies. Apenas ve hormigas y algún escarabajo. Y eso le llena de la idea de que el ser humano está destruyendo algo valioso. Cuando se lava los dientes, piensa en dónde irá a parar la pasta dentífrica. Piensa en los plásticos que ensucian y contaminan todo lo que tocan. Piensa en sí mismo, si no se estará extinguiéndose poco a poco por el aire que respira. Y este hombre que creo en mis páginas puede ser cualquiera porque cualquiera puede preocuparse por lo mal que va el medio ambiente. La muerte de un ser indica la muerte de otros muchos, es el lema de este protagonista de mi novela.
lunes, 8 de septiembre de 2025
No tengo muchas ganas de escribir porque solo llevo un par de horas levantado y no me vienen ideas a la cabeza. El lunes está tranquilo pero como con ganas de torcerse, de desviarse de la calma mañanera. Solo si estás distraído con algo que te reporte una ganancia parece que el lunes tiene sentido. Los lunes salen de la noche invadiendo la semana, llenándola de imperiosas demandas para el trabajador. Los lunes son tremebundos a veces, te meten en el lío de la mañana a empujones, a golpes de realidad triste. Luego, por la tarde, parece que los lunes se apaciguan un poco, matan su ira de inicio de semana contra la pared de las horas ya pasadas. Pero no hay que confiarse: los lunes duran, duran más de lo que aparentan o miden las horas difíciles.
El BUP era Bachillerato Unificado Polivalente. Vaya palabros difíciles de entender. ¿Unificado? ¿Qué unificaba el bachillerato aquel? ¿Y por qué era polivalente? Nos empeñamos en calificar a los entes que nos gobiernan o marcan la vida de forma artificiosa. Así muchos términos que perduran en siglas incomprensibles. Ahora mismo no se me ocurre ninguno pero hay un montón de ellos. Nos hacemos más difícil la vida a nosotros mismos con ese montón de designaciones que ocultan la verdad de las cosas. La vida está llena de unas denominaciones burocráticas que nos abruman y nos confunden. Voy a beber agua y luego voy a seguir escribiendo algo por aquí.
Delibes creó a Daniel el mochuelo, ese chico que no quería irse a la capital a estudiar, que quería quedarse en el pueblo y que admiraba al musculoso herrero que vivía allí, en la aldea. El lenguaje que habla este personaje no es propio de él, sino de un trasunto culto del mismo. Inexorable, emperejilado, indecoroso serían términos que un niño de pueblo no conocería en su vida. El libro en el que Daniel el mochuelo habla de su pueblo se llama "El camino" y lo mandaban leer en 1º de bachillerato. Es un libro difícil lleno de cultismos impropios, ya digo, de un niño de pueblo. Lo que yo me pregunto es si Daniel el mochuelo es un personaje universal. Creo que no lo es. Podría haberlo sido si hubiera rememorado su vida en el pueblo con un lenguaje más sencillo, más ajustado a las características de ese personaje. Aprendí muchas palabras de ese libro, muchas palabras cultas, pero no aprendí a ver cómo se crea el lenguaje propio de un personaje. Creo que eso sí pasa en otra novela de Delibes llamada "Los santos inocentes".
sábado, 6 de septiembre de 2025
Los niños juegan, en eso se les va mucho tiempo. Las demás gentes, hacen por la vida, cobran un sueldo para poder ir al supermercado y avituallarse de todo lo necesario para el cuerpo. Los autónomos viven de sus facturas, de lo que cobran por un servicio. Nos sorprendería a qué se dedica algún autónomo con mucha imaginación. Algún autónomo vende un poco de humo a buen precio. Pero está ya todo inventado. El crecepelo que vendían los charlatanes ahora está difuso en miles de inventos para la piel, para el colesterol, para la energía sexual, etc. Me gusta saber de la gente de qué vive, qué trabajo ejecuta. Hay gente que vende el piso a su propietario. Hay gente que vende patatas fritas al instante. Y hay gente que vive del paro o de una subvención. Hay gente que tira todo por la borda y se va a algún sitio donde se vive de hacer cadenillas y muñequeras.
Yo conocí una alumna en Getafe que era anarcosindicalista. Vivía en un local ocupa. Era muy guapa. No era tonta del todo. Qué habrá sido de su vida. Me tengo que leer "Un caballero en Moscú" que va de cómo se vive en un hotel, el Metropol, en tiempos de los bolcheviques. El conde protagonista se tiene que hacer camarero de ese hotel, pero no se cuenta si ese conde percibe un sueldo. En Rusia, en tiempos de Stalin, había planes quinquenales que dirigían la economía de ese país desde el Estado. La revolución marginó a gentes sospechosas de ir en contra de la revolución y para eso se creó una policía política que enviaba a Siberia a los acusados. Se llamó exilio interior. Como a Unamuno, que me parece que se le envió a Fuerteventura.
viernes, 5 de septiembre de 2025
Hay que ver de lo que soy capaz de escribir, líneas y líneas, para ver si pasa el tiempo pronto. Soy un enemigo del tiempo que pasa. A lo mejor, no se considera trabajo esto de escribir, pero hay que escoger las palabras, los adjetivos, los verbos que hacen la frase y el párrafo final. Y eso es trabajo mental. Los camioneros trabajan por kilómetro recorrido. Debe de ser enajenante ver pasar kilómetros. Marx habló de la alienación que sufren los trabajadores porque el trabajo que ejecutaban se les hacía ajeno. Marx también predijo que la sociedad en la que vivió sufriría un cambio brutal hasta la dictadura del proletariado. No ha habido nunca la dictadura del proletariado. El comunismo no existe ni ha existido nunca. Lo que hay es un socialismo en el que el Estado interviene en la economía. Y lo que hay es una corrupción en el socialismo español, del psoe. Los trabajadores de este mundo en que vivimos ya no sueñan con la revolución. Sueñan más bien con que sus hijos aprendan y sean algo en la vida.
Debe de estar la gente en sus puestos de trabajo. No se la ve por la calle, en los bares, esas iglesias de los obreros, como decía Marx. Debe de andar la gente metida en oficinas, conduciendo un taxi, tras la barra de un bar, en un andamio, cortando el césped, etcétera. Yo aquí voy poniendo que Marx llamaba a las tabernas las iglesias de los obreros y a la religión la llamaba el opio del pueblo y a la ganancia del burgués la llamaba plusvalía. Y el producto del trabajo del obrero no estaba pagado convenientemente. Entonces, se hacía una huelga y a ver qué pasaba. O se pretendía una revolución que sofocaba el ejército. Ya no hay huelgas, ya no debe de haber ni obreros como tal. La sociedad está inquieta, deseante. El dinero marca la pauta antes que la revolución. La gente vive mucho mejor que los obreros de antes. Yo escribo aquí que muchos dicen que Marx se equivocó. Pero no parecen hacer caso.
No me fijé ayer si la noche venía, si las farolas se encendían, si la gente desaparecía en sus casas. No me fijé ayer si mi alma se detenía en el amor de la vida, si los niños lloraban, si yo valía la pena en este mundo. Estoy hecho de trozos de pensamiento. Estoy hecho de carne madura. Estoy aquí una y otra vez. Me apaño con cientos de visiones. Hablo con mi mente más que con mi boca. Comento las pintas de la gente que veo. Hoy debe de ser viernes si hacemos caso a la semana que ha pasado, a los horarios de la gente, a esos que andan echando horas por dinero. No nos juzguemos unos a otros pues todos estamos llenos de pecados. Ayer no sabía si la noche llegaba. Hoy no sé si el viernes ha hecho su aparición ya esperada.
En el amanecer pasado habrán muerto muchos y muchos habrán nacido. Es la ley de la vida, hay que hacer hueco. Lloramos los muertos por lo que han sido, quizás personas valiosas en su profesión o personas que han sabido dar cariño. Gorgio Armani tenía 13.000 millones. ¿Por qué unos pocos tienen tanto dinero que no les ha valido para nada? ¿Para qué quería ese tipo esa fortuna? Preguntas sin respuesta ya que el dinero a veces se convierte en una cosa casi molesta, insultante, creador de buitres que lo sobrevuelan. El que sabe gastar, el que disfruta del dinero bien le vale. Pero, ¿tanto? ¿Para qué tanto se acumula en manos de alguien que no lo va a usar? En fin. Ese dinero valdría para ayudar a muchos a salir del agujero de la pobreza, a financiar países en desarrollo, etcétera. Y hay en el mundo un puñado de personas que acumulan muchos millones y millones. Es algo que no se entiende.
Son las 11:10. Los periódicos anuncian un eclipse que hay que ver a eso de las tres de la mañana. Las guerras no cesan. Las guerras son caras. Muere mucha gente en las guerras. Un misil de esos que lanzan vale 20.000 euros. Rusia ataca la retaguardia, al igual que hace Ucrania. Putin, después de hablar con Trump, después de aparentar que quería la paz, se ha dedicado a atacar la capital ucraniana. El líder chino parece también prepararse para la guerra, haciendo una demostración de fuerza en la plaza de Tiananmen. Y hay más guerras en Asia y en África. Y la guerra de Palestina. Ojalá acabaran todas estas guerras para bien del mundo entero.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Era una persona muy importante, que vendía cara su estampa. Su estampa hablaba por él. Entonces gritó: "las patatas están frías". Y su madre fue corriendo corriendo a la cocina a calentarlas. Y hasta la fecha. Pero otras obligaciones lo han desmañado. Me recuerda a Sánchez. La estampa que comía en silencio rodeado de sus familiares. La estampa azul celeste que atravesaba el amplio mundo, el silencio al que estaba pegado esa estampa, las pocas luces y la poca gana de caer agradablemente si quiera a sus abuelos. Y así pasó la sombra, que ya no estampa a mi parecer, los días de pasarlo bien y montar en un barco, en una montaña, en el mar bravo de las gentes.
martes, 2 de septiembre de 2025
Desearían haber nacido ricos y famosos. Pero son pobres y no de dinero sino de ética. La ética es importante. La ética conduce a estar contento con uno mismo. Estos no están contentos porque desearían tener mucho más dinero del que tienen. Desearían haber sido Julio Iglesias. Desearían haber sido un personaje de fábula. Desearían no haber tenido que desear toda su vida. Y así les va. No han dudado en robar. No han dudado en joder al prójimo. No han dudado en hablar en nombre de los demás sin autorización. Y van de mal en peor. E irán de cráneo hasta que ingresen en una caja y se les diga adiós con alegría.
Voy a mear un momento y ahora sigo. Yo propondría que dieran el telediario en francés o ruso. A lo mejor, podríamos aprender idiomas. Y que en Rusia dijeran el telediario en español o polaco, por ejemplo, por el mismo motivo. Si no, no hay manera de aprender nada del telediario. Mentiras y mentiras enlatadas en minutos, eso es un telediario. Y la tele en general. Y los partidos de fútbol en los que los jugadores se rebozan en el césped que parece que los matan. Y no los han tocado apenas. Todo es mentira en este mundo. Todo va como en burla y cachondeo. Todo es susceptible de engaño. La verdad anda a rastras estos tiempos. Pero, ¿cuándo no ha ido la verdad a rastras en el mundo? Buscarla es principal tarea de la gente cabal
La entrevista al presidente, la canción de Sergio Ramos y otra gilipollez por el estilo. Esto es lo que da la televisión de sí en vez de clases de inglés, italiano o alemán a unas horas decentes. La gente está hasta las narices de Sánchez. Sergio Ramos también ha salido mucho y cualquier gilipollez en la tele es costumbre. Así nos anima septiembre la tele y los que la perpetran. A mí me gustaría que sacaran en la tele algún programa del que se aprendiera algo, pero los de la tele no están para enseñar, sino más bien para lo contrario: confundir, mentir y asustar a la gente con los 40 grados del verano. Esto es: te cuelan que ha sido el verano más cálido de la historia no siéndolo.
He apuntado en un papel cuatro asuntos a resolver. Lo he mirado otra vez detenidamente y se han reducido a uno. Se cortará el nudo gordiano y santas pascuas. Y ya no sé qué más poner aquí. Me aburro hasta la hora del paseo. He estado escuchando música. Los minutos casi suenan en el reloj, no avanzan. Puedo oír lo larga que se hace la tarde, puedo decir que la televisión me da asco, puedo decir que las luces del cielo me atrapan los ojos como si fueran moscas. Y solo puedo decir que el verano se agota, se comprime en unos días, se afila como una espada en la piedra. Son las 17:00 horas. Media hora más y un paso tras otro a la centelleante acera.