Ya ha amanecido y ya no está ella. La recuerdo ahora que no está. Su dulzura, su hacerse querer. Era una mujer muy dura que había librado muchas batallas. A Paco y a mí nos ayudó mucho. No se puede decir lo que nos ayudó. Era una mujer fantástica en su sencillez de ama de casa. Todo lo hizo por mi padre y nosotros dos cuando vivíamos con ellos. Mi padre también es un hombre amable al que se le cruzan los cables en algún momento. Mi madre ya no está. Mi madre habrá ido al cielo. En su entierro recibí muchas muestras de afecto. Ojalá su muerte haya servido de algo. Seguro que sí. Pues mi madre es buena hasta después de muerta. Ya ha amanecido. Ya no está ella.
Te ha dado la vida quien te ha instruido.
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