sábado, 27 de mayo de 2023

Solo turban la paz una campana, un pájaro...

parece que los dos hablan con el ocaso.


Es de oro el silencio. La tarde es de cristales.

Mece los frescos árboles una pureza errante.

Y, más allá de todo, se sueña un río límpido

que, atropellando perlas, huye hacia lo infinito...


Hay algo en poesía que se llama preciosismo. Como cuando el pelo de la mujer amada era de oro; sus dientes, perlas, etc. Aquí, en esta poesía, el preciosismo está dedicado a la naturaleza o también a las creaciones bonitas de la humanidad, como la campana. También en este poema hay mucho de deseo de eternidad y de lejanía del mundo. Primero hienden el aire el sonido del pájaro y la campana. Estos sonidos incitan al poeta la lejanía de un río que atropella perlas. Todo el poema es un deseo de infinito, de llegar a lo inefable, a Dios. JRJ era un hombre muy profundo que veía en la naturaleza un signo de la eternidad o de Dios. JRJ recibió el Nobel por la calidad de su poesía y el alcance metafísico de la misma.


 

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