Los pretendientes quieren casarse con Penélope. Los pretendientes comen crasos bueyes y las mejores cabras y hacen constantes libaciones. Los pretendientes arruinan la casa de Ulises. Los pretendientes humillan al mendigo viejo. Los pretendientes no saben tensar el arco ni tirar la flecha. Así, repetido ochenta veces. Qué rollo. No creo que me lea ya el final porque aburre todo esto de la vuelta a casa por Navidad de Ulises. No estoy para leer nada. Estoy apático, cansado, aburrido por las circunstancias que vivo. Y la aventura de Ulises me ha terminado por aburrir aún más. La vida se va retirando dejando una baba como un caracol. Mientras no piense en el innombrable, me va bien.
Dormía ineludiblemente su vida,
cansado ya de pensar en los demás.
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