La comida me ha sabido insípida estos dos días pero la cena de hoy me ha sabido bien al ver a Paco más cordial que esta tarde. Ojalá duerma bien esta noche y todo se solucione a mejor. Le he dicho a Paco que yo llevo una vida depresiva, nunca estoy contento. A lo más, estoy tranquilo, pero nunca ya he conocido la alegría. La vida me ha dado tantos disgustos por unos y por otros que ya estoy harto. Simplemente, me siento abúlico ya para el disfrute de lo que da la vida. Me parezco en eso a mi madre, aunque ella conseguía mantener el buen humor. Mi madre se reía de lo que inventaba ella. Lo contaba y se moría de la risa. Yo, la risa ya la desconozco casi por completo.
Dormían con la fe del mañana,
dormían puesta la mente en Dios.
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